POEMAS:
/tres/
El
Puerto Inglés era la tarde en que se delimitaba al mar
a
través de boyas inciertas,
en el paroxismo
despojado de altamar
en
invierno,
mientras
las nacaradas construcciones alcanzan
la dicha a lo largo del balneario
a
mitad de esa perfecta ausencia que dejan las gaviotas
y los pescadores que mastican al destino,
cada
madrugada, al lanzar sus redes a las aguas,
hacia
ese fondo que tiene la forma y el color
de la memoria.
Consecuente extravío como aquel idilio
de
palmeras y tribunos
y
restaurantes que cierran temprano,
entre la nebulosa constelación de tu rostro
y
tus manos de traficante con las palmas mirando hacia el cielo
después
de vender pepitas de oro en los mercados de abasto
y
vestir la misma ropa que llevas puesta.
Chaqueta
y pantalones
con
arena que rodea a la ciudad,
y
con el mismo delirio se disipa
sin contemplarse ante ese
espejo
que
mira, sonríe,
que aún
no hemos comprendido.
de “Consecuente extravío”
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