ENTREVISTA
Y POESÍA
Antonio Sarmiento
Sin piloto automático
de Antonio Sarmiento. Es un poemario de potente fuerza lírica que trae un tema
tan actual y dramático, como es el de los migrantes. No hemos visto un blog o
páginas por internet que hayan difundido los poemas de este libro, por lo que nos
parece oportuno ofrecer un racimo escogido para que puedan apreciar el nervio y el estilo de su autor, con quien
conversamos en un lugar propicio para el deleite estético, como es la
biblioteca del Callao. Aquí la entrevista completa.
El tema de los migrantes es un
tema complejo, ¿cómo nació la idea de escribir un poemario que contenga todos
los avatares del migrante?
Yo diría que es un tema clave de la literatura de todos los
tiempos. Desde los inicios de la humanidad hasta hoy el hombre ha sido y es un
nómada, un trashumante, por diversas causas y circunstancias. Los
acontecimientos históricos se han ido moldeando de acuerdo a estos grandes
desplazamientos. Luego de mi libro La
colina interior -con el que gané el Copé- me di de golpe con estas
ideas a través de un lenguaje simbólico, que deseaba expresar las
características sociales y psicológicas de un éxodo.
¿Tuviste alguna experiencia como
migrante indocumentado o quizá alguien muy cercano a ti?
No, mi experiencia es, acaso, más íntima. Yo nací en
Chimbote, pero desde los 8 años radico en el Callao, puerto en el que he echado
raíces con mi familia. Salir muy niño de mi tierra alimentó en mí una condición
de desarraigo, con ese anhelo de volver al nido donde nací; pero, luego el
tiempo me enseñaría que pertenezco a esos dos espacios trascendentes. Hay que
rescatar las cosas positivas, y adaptarse lo mejor posible ante cualquier
situación.
Sin piloto automático es como una
elegía a quienes llegan a países como Estados Unidos cruzando fronteras y
corriendo todos los riesgos. ¿Cuál es el foco central del libro?
El término de elegía es exacto. Implícitamente el poemario
es un grito de protesta ante el dolor de seres humanos que emigran en las
peores condiciones. En sus páginas aparece la voz narrativa del yo poético; lo
acompañan el cuy, el paiche y la merluza, como alegoría del Perú y sus tres
regiones. El cactus simboliza el ideal de país, es un quijote redivivo. También
como personajes aparecen las montañas, el viento, la lluvia, las piedras, que
se mueven y tienen vida propia. El hombre no aparece sino recién en el último
poema. Precisamente, el libro da cuenta de su búsqueda, va en pos de la
humanidad, de la esencia humana, de sus valores, señalando que nada está
todavía perdido.
Sin embargo, noto mucha
desesperanza en las situaciones que trata tu poemario: un mundo de posguerra,
alusión a una guerra nuclear…
En efecto, en su forma externa se visualizan situaciones
traumáticas propio de un drama tan complejo como una migración, pero justamente
ahí en medio del caos la vida se alarga hasta el final de sus páginas. Incluso
uno podrá advertir cierto humor, ironías que están ahí incrustadas en medio de
un lenguaje de tensiones. Además, la última sección que titula “Detrás de
cámaras” tiene un efecto comiquísimo. Es el humor a mandíbula batiente que
rompe la estructura tensa del poemario. Es como si al finalizar una película de
guerra, los personajes que se daban de balazos, se van a tomar unos tragos en
el primer bar que encuentran.
¿En la literatura peruana has
podido observar libros que hayan tenido mucho que ver con el tema de los
migrantes?
El escritor no solo va mudando o circulando a través de su escritura,
sino que también se considera un migrante, un exiliado del sistema social, por
así decirlo. Es más, los grandes libros de la literatura peruana se han dado en
situación de migrancia de sus autores: Los
Comentarios Reales, Poemas Humanos, El Pez de Oro, La Tortuga Ecuestre,
etc. Por otro lado, hay poetas que sin moverse del país vivieron en condición
de exiliados interiores. Ahí están Eguren, Martín Adán y Arguedas.
Entonces el tema del migrante en
la literatura es un tema recurrente. ¿Ello también lo enfocas por el lado de la
lectura y del lector?
El lector, en sí mismo, es una persona en latente migrancia
respecto a sus lecturas. Mi adolescencia, por ejemplo, estuvo marcada por mi
afición hacia el romanticismo y el simbolismo, especialmente por los poetas
malditos; luego transité por la vanguardia: surrealismo, antipoesía; y luego
por un estilo más narrativo y coloquial. Al final creo que mi poesía asimiló de
todo un poco, y eso es un valor a rescatar. La temática migrante tiene dos
caras: una mala (y dolorosa), y una buena. Debemos extraer lo más positivo de
esta condición.
DATOS:
Antonio Sarmiento es poeta y, además, ejerce la crítica y
la investigación literaria. El 2015 reunió su obra lírica escrita hasta esa
fecha en Tiempo tatuado en la piel.
Ese mismo año su poemario La colina
interior, obtuvo el Premio Cope de Oro, organizado por Petroperú. Actualmente
trabaja en la Municipalidad Provincial del Callao, como administrador de la
Biblioteca Municipal “Teodoro Casana Robles”, donde realiza programas de
fomento del libro y la lectura hacia la comunidad chalaca.
Antonio Sarmiento
POEMAS EXTRAÍDOS DE “SIN PILOTO AUTOMÁTICO”
III
Brilla la tierra
iluminada con los resplandores
del crepúsculo (5)
Salí del pueblo un
sábado negro
a la edad del
canto de los turpiales, la tierruca
orlada de cumbres
y amaneceres dejé atrás
Downtown,
a la sombra del día
ahí las cabras
nunca terminaban de pasar.
Dejé el verde de
mi valle, la
grave hospitalidad
de los pinos
afilándose con el
viento la montaña
Downtown,
quedó a tiro de gracia
ionizado por la
luz crepuscular.
Me fui siguiendo a
la nave nodriza
-bola de fuego de
día y por la noche
bandeja de
plata- buscando la humanidad
Downtown,
es una columna de humo
densas bocanadas
de neutrones
el viento se
llevó, ahora
forastero soy de
tierras dolientes
que crujen sin
cesar
Downtown,
fijo en mi mente
nunca lo podré
olvidar.
Bajé al mar, al
desierto, y entre
las colinas el
hombre ¿dónde está?
la nave en el
cielo espiaba
sus hélices no
dejaban de girar
Downtown,
solo entre mis muertos
agarrotadas de
piedras las axilas
me llevó el
destino al azar,
pero salí en busca
del hombre, a
dar alcance a la
perdida humanidad
Downtown,
vejado por el viento
endurecido de luz
metálica llegué
a cadavéricas
tierras, crucé el llano
el páramo, la
remota lejanía
y el hombre
siempre más allá
Downtown,
enclavado en la distancia
en la tierra de
nunca jamás, sí,
salí a buscar al
hombre, con
párpados y acento
cordillerano,
llevo la sarna de
la radiación solar
Downtown,
vienes del futuro
viejuco pueblo de
amanecer,
debemos escarbar
en el hombre,
rastrillar las
cenizas, sus restos
de dolida
eternidad
Downtown,
último refugio
a tu sombra
volveré.
Un día salí de tu
vientre
y me fui hacia el
horizonte
a buscar la
perdida humanidad.
…..
En la montaña la
nave gira
la rosa se eleva
radiante por encima
del amanecer ¡La
rosa más triste
que he visto en mi
vida!
IV
Correcaminos, eres más
veloz que un jet,
pobre coyote, ya no sabe
ni que hacer (6)
Bajando de las
altas colinas del futuro
serpenteando los
bordes más sombríos
del alma de la
montaña, a toda velocidad
un correcaminos
viraba sus aletas en
velocípedo invisible
hacia el llano.
Con mirada
rectilínea, de soslayo, vio por
el retrovisor un
misil con cara de coyote
y garras de coyote
a punto de darle caza,
presto, con
ligeros pies batió la tierra y fugó
con jovial rictus
ante la mirada del cactus
que seguía sus
rastros de guisante.
A la hora grave de
la estepa solitaria
la circunferencia
del proyectil caerá
en el gran blanco
de su cuerpo a estribor.
Pobre correcaminos
no hay piedad para él;
abdicaron los
grandes soles del futuro
y su destino sin
presente ya está trazado;
exhausto, vino a
desplomarse a mis pies.
Ni una barra de
oxígeno ni la galleta marca
Acme pudieron
salvarlo de la potente
garra que le
destrozó las extremidades.
Bajo la sombra del
cactus yace a la
carrera en sombra
de su tarde, bip bip.
XII
Tierra sin fin
para los que descienden
por los grandes
fósiles de días inútiles
con el viento que
hiede a rosas tumefactas
y misiles de
alcance medio en zona liberada.
Campo de las
imantaciones, de burdos presagios
de peso leve de
lumbre, con el paiche
palpando en el
aire un país en extinción.
¡¡¡Albóndigas!!! -sorprendido exclamó el
cactus-
Tenía hinchado el
glande y a ellos se les erizaron
los pelos al ver
una partida de hienas infames
que ofertaban el
norte, el vientre y el
famélico sur de
ese país en ruinas;
tirados los dados
a la suerte y abolida
las leyes de
gravitación sintieron
su aire pesado y
malagüero que
con la jarjacha
confundió el cuy
cuy
cuy cuy cuy cuy cuy cuy cuy
Chacchando el
cactus se acercó
a la frontera;
estaba tan entonado
en su delirio que
no vio a un grupo
de alces sangrar
en la alambrada.
XIII
(Huaylas)
El cactus se fue
al norte fumando un habano
entre los rieles
vio el fantasma de un tren
Cerrito
de Huajsapata
¿por
qué me dejas aquí?
Se fueron los
vagones repletos de luceros
y en las poleas el
sur migró hacia el nordeste
Cerrito de Huajsapata
déjame
partir
Con los coyotes
encima llegaron al Paso
de las últimas
colinas hasta Oaxaca Rivers
Cerrito de Huajsapata
no seas así
El tren rodaba
sobre su mismo sitio directo
al bote el cactus
se fue mordiendo la bala
Cerrito de Huajsapata
déjame morir.
XV
Ni bien el viento
decretó tierra arrasada
la lluvia como
rápido armadillo se ocultó en
una secreta
covacha en la Montaña del Lobo.
No hay piedad para
nadie aquí en el desierto.
A la luz broncínea
de la tarde fueron ejecutados
unos montes de
basalto y otros de granito,
calcinados los
oscuros campos del corazón.
Ese día el cactus
se suicidó 33 veces y
salió ileso del
tremedal de la muerte, con
aire brioso como
si nada hubiese ocurrido. El
paiche y la
merluza se camuflaron en la sangre.
De la alta
vertiente occidental hacia el poniente
de mi cuerpo iba y
venía alborotado el cuy
cuy
cuy cuy cuy cuy cuy cuy cuy cuy cuy
Con claro antifaz
el doble se daba de mortales
en la tensa luz
del abismo y muerto de miedo a
un costado el
cactus se ladea en el tembladeral.
XX
Atragantado en
pólvora
el cactus es el
único ser fantasmal
con polainas y
traje verde oliva
que leía a
miguelito hernández
mientras el paiche
y la merluza
garabateaban en su
piel
versitos de amor.
XXV
(Rushaca)
Amor, aquí estoy cuidando
tu sueño como un tigre rojo
o un soldado de basalto
de centinela
en las avanzadas del
mundo (23)
Si pudiera escoger
a mi asesino,
tendida como una
madre bárbara, con
una inclinación
tenue hacia las estrellas
te elegiría a ti
antes que a mí mismo
por callada y
constelada más pronto
que tarde en la
inmensidad, si me das
vida tienes que
darme muerte, en
torres de sangre,
en torso de sombras,
en fecha y hora
exacta del corazón,
bajas como la
noche inescuchada,
deslizándote en
pequeñas ausencias
de ríos que van a
dar en la mar,
cayendo por la
rápida pendiente
del eucalipto
llegas a mis ojos
con tu alma, con
el delirio para
consentirme otra
noche en tu piel.
Así, con ronco
sudor, en goce
de ti, cuando
muera, quiero
que me entierren
en tus tobillos.
XXXI
Y otra vez a nacer, a
partir, lejos
del páramo y hacia otro
páramo (28)
Más allá de las
últimas colinas, en los
caminos olvidados
del agua, más allá
del desierto, del
trueno y la distancia.
Por abruptas
cordilleras, serpenteando
la escala de los
metales y del vasto granito
que rige las
alturas, sordos a los mugidos
del viento, del
animal glacial y la nostalgia.
A la luz de los
vestigios, de cántaros rotos
en tierra rajada,
más, mucho más allá o
más acá de esa
lejanía, a vista de pájaro
en el incendiado
crepúsculo, una sombra y
una estatua se
arrastran en van(a)guardia, y huesos
más huesos como
cáscaras de camino, y ahí el
hombre de mirada
vaga y apretada mandíbula,
avanza junto a
otros hombres, por el alucinado
páramo, con
mujeres y niños dibujando una
patria. En las
grandes migraciones mudan
de pelaje y son
perseguidos por la lluvia
que borra sus
huellas de la arena. Detrás
de ellos no hay
nadie, nada. Ni el viento
en incesante
erosión de piedra, ni
el agua en implacable
huida pueden
contener estos
rastros de cautivos.
Prof. Jose Luis Ramos Flores
zorrosabajo@hotmail.com
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