FELIPE
RAMOS LIMA
Supo
engarzar mediante su metáfora hacia la modernidad, sin importarle lo que
sucedía en su vida como ser humano frente al olvido, hambre, enfermedad,
soledad, abrió surcos polvorientos a pie descalzo, poeta de arcilla calcinado
mi sincero homenaje al hijo ínclito de Lampa (Lamparaquen) Puno Perú bohemio
sediento intransigente de sed de justicia por su pueblo, país y el mundo.
Natural
de la miseria, hijo ínclito de lamparaquen, con el beso y áureo del pucaccocha,
buscando la égida de los gloriosos, soy el fuego telúrico, lasciva existencia,
hijo de Lorenza Lima Huayta y de Julio Ramos Quispe, padre de muchos hijos.
Felipe
Ramos Lima, estudio en la escuela 871, predilección de San Juan de Bosco,
gracias a ello el molde y la forma.
Los
setiembre son muchos pocas las horas del vivir, que importan los catorce, vivir
siempre vivir, por María, Hipólito, Justina, mi suerte Felipe.
Poemario
“HOJAS AL VIENTO”
Humillación
Por
Felipe Ramos Lima
Me
da lástima triturar este pan.
Encender
el fuego de la cocción,
Sabiendo
que nada es de mis manos,
Otros
sudan opíparos mesas,
¿Qué
tengo?.....solo un calvario.
Vendido
el sudor hasta la muerte,
Confieso
no saber cuándo nací.
Los
calendarios nunca supieron
Del
día o la noche, piel despellejada,
La
palabra familia, es suspiro de boas.
Ríos
profundos, maderas desalmadas.
Las
lágrimas son las espumas.
Ni
el cielo ni la fauna se conduelen
Truéquenme
bosques salvajes.
El
cementerio por vida vacía.
Perú,
patria de dolor, día y noche,
Escuelas,
cuentos de fantasmas,
Alimentos,
sueños hipotecados.
Amor,
solo odio y venganza.
¿Hasta
cuándo Dios, nos crucificaras?
Nota:
Dedicado a los explotados madereros de la selva.
Inseguro
Por
Felipe Ramos Lima
Corre
Julián, galopando
Impávido
contra el viento,
Sacudiendo
el polvo cósmico
Que
a abrevar no llegarás.
Los
amantes lloran sus gotas,
Su
luto no es negro, si no gris,
Hombre
y naturaleza laxos,
Abriendo
la boca por chorrito.
Caravanas
infinitas en desfiladeros
Opacan
el sol, lentos y muertos,
El
calcañal sonríe a grietas rojas.
¡Señor
¡¿Dónde la misericordia fecunda?
¡Julián!
¿Has comulgado al morir?
No
hay cobija ni al nacer ni al partir,
¿Quién
sabe señor?, que soñando vivimos,
¿Habrá
salvación para el perjuro?
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