CASI REDONDILLA Y OCTAVILLAS
No fue fácil llevarte
tanto tiempo y aparte
en la penumbra ajena del arte
junto al palpitar, sin poder dejarte.
Mascaradas
y esquivas marionetas
a diario tras lo matemático
de un universo enigmático
donde sólo valía
estar postrado a la plusvalía
y a los vaivenes
de los desdenes.
No fue fácil
nombrarte
con la misma dulzura,
al mismo instante
que, cuando distante
con mayor mesura
sin cómo olvidarte,
seguías piadosa y grácil.
.
DE ORONDO POCO
Los estambres del aguacero
se fueron a refugiar dentro
la fresca sombra del eucalipto.
La pena equivocada puso
el pecho, junto a mi lado,
su bastón de viejo camino.
El difuso batallar quedó
olvidado junto al soñar violento
con su corva dubitativo, cansado.
El plexo agujereado
apenas pudo callar su lloro
al saber del esternón crucificado.
La última vez que equivocado
pude desenterrar todo tu desencanto
fue suficiente para ocultar la o
del abandono
y del pordiosero.
.
RAZONES DEL LODO
Sin razón alguna al filo
del abismo se puso al borde
dubitativo, el siguiente paso.
Bastó un simple parpadear
para quedar a merced del vacío
dominio absoluto de los alados.
Sin embargo fue extenso
la travesía gravitacional
cual gajo desgarrado por un hachazo.
En el fragor de levitación
fueron en caravana desfilando
todas las secuelas de la existencia.
Fue allí donde con única nitidez
comprobé que ocupas un lugar
tan impenetrable, tan soberana.
Por estas y otras razones halladas
lo que creí haber perdido decidí
suspender la caída a medio abismo.
Ahora sin rasguño alguno
meciéndome en el salvaje mar
donde las adversidades naufragan, vuelvo.
Vuelvo tan simple e inofensivo
a saber por qué los rigores del vacío
'algunas veces prefieren enlodarme.
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