José Pedroni
Mujer
- Mujer, en un silencio que me sabrá a ternura,
- durante nueve lunas crecerá tu cintura;
- y en el mes de la siega tendrás color de espiga,
- vestirás simplemente y andarás con fatiga.
- El hueco de tu almohada tendrá un olor de nido
- y a vino derramado nuestro mantel tendido.
- Si mi mano te toca,
- tu voz, con la vergüenza, se quebrará en tu boca
- lo mismo que una copa.
- El cielo de tus ojos será un cielo nublado;
- tu cuerpo, todo entero, como un vaso rajado
- que pierde un agua limpia; tu mirada, un rocío;
- tu sonrisa, la sombra de un pájaro en el río.
- y un día, un dulce día, quizá un día de fiesta
- para el hombre de pala y la mujer de cesta;
- el día en que las madres y las recién casadas
- vienen por los caminos a las misas cantadas;
- el día en que la moza luce su cara fresca,
- y el cargador no carga y el pescador no pesca;
- tal vez el sol deslumbre; quizá la luna grata
- tenga catorce noches y empolvoree la plata
- sobre la paz del monte; tal vez en el villaje
- llueva calladamente; quizá yo esté de viaje.
- Un día, un dulce día, con manso sufrimiento
- te romperás cargada como una rama al viento.
- y será el regocijo
- de besarte las manos; y de hallar en el hijo
- tu misma frente simple, tu boca, tu mirada,
- y un poco de mis ojos, un poco..., ¡casi nada!...
- durante nueve lunas crecerá tu cintura;
.
Ramon Angel Jara
Madre
Hay una mujer que tiene algo de Dios
por la inmensidad de su amor,
y mucho de ángel
por la incansable solicitud de sus cuidados;
una mujer que, siendo joven,
tiene la reflexión de una anciana,
y en la vejez, trabaja con el vigor de la juventud;
una mujer que, si es ignorante,
descubre los secretos de la vida
con más acierto que un sabio,
y si es instruida,
se acomoda a la simplicidad de los niños;
una mujer que siendo pobre,
se satisface con la felicidad de los que ama,
y siendo rica daría con gusto su tesoro
por no sufrir en su corazón la herida de la ingratitud;
una mujer que siendo vigorosa
se estremece con el llanto de un niño,
y siendo débil se reviste a veces con la bravura de un león;
una mujer que mientras viva,
no la sabremos estimar,
porque a su lado todos los dolores se olvidan,
pero después de muerta,
daríamos todo lo que somos
y todo lo que tenemos por mirarla un solo instante,
por recibir de ella un solo abrazo,
por escuchar un sólo acento de sus labios.
De esta mujer no me exijáis el nombre,
si no queréis que empape con lágrimas vuestro álbum,
porque ya la vi pasar en mi camino.
Cuando crezcan vuestros hijos,
leedles esta página y ellos,
cubriendo de besos vuestra frente,
os dirán que un humilde viajero
en pago del suntuoso hospedaje recibido,
ha dejado aquí,
para vosotros y para ellos,
un boceto del retrato de su madre.
Viki henao
Mujer
Se rompió el molde que enmarca su grandeza
y en sus ojos, sutil el sentimiento,
emana luz en días de tristeza,
y esculpe espadas cuando acechan los lamentos.
Suenan campanas cuando leve se desliza
y rompe en llanto si la abraza la alborada,
saca esperanzas, aun de la ceniza,
y envuelta en risas se sabe enamorada.
Es la fiera que te deja sometido,
o un relámpago de ritos y de mimos,
con sus palabras te deja dimitido,
y en clandestinos besos induce grandes sismos.
Es la mujer , en pretérito y futuro,
el cursor del viento en primavera,
la que leal, amorosa o como un muro,
teje semillas y depura del alma las quimeras.
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