oráculo

23.10.10

Obras de Alberto Mego, Cien años de Teatro y de público en el Perú, desde la cueva del zorro


El Colectivo de Arte y Cultura
"César Vallejo"
presenta
CIEN AÑOS DE TEATRO
(Y DE PUBLICO)
EN EL PERU
Estudio de Alberto Mego
Estimados amigos:

Saludos muy calurosos, y otra vez les expreso mi agradecimiento por la atención que ponen a este espacio, tan mágico y tan técnico, pero igualmente valioso porque nos comunica. O por lo menos, me permite seguir poniendo a disposición de Uds. este material que se escribió siempre pensando en el público, en servirle. Por supuesto, desearía conocer las respuestas que en este tiempo, tan diferente, podrían recibir las propuestas de las obras que ofrecemos en el blog. Opiniones, críticas, ideas, ocurrencias, todas propicias para DEBATIR el tema del teatro nacional y popular. Recuperemos el propósito de encender el teatro,
en sentido figurado, claro.

Espacio especial de agradecimiento va dirigido a los que desde tan lejos del Perú, dirigen su atención al blog. Aprovecho para insistir que las obras están a disposición, siempre es bueno saber que se representan en tal o cual pueblito de Chile o Argentina, o más lejos, pero es muy grato saberlo. Y si envían material fotográfico, mejor.

Ahora quiero compartir con Uds. mis opiniones sobre el teatro del Perú en el Siglo XX. Siglo medular, fundamental en la comprensión de nuestra realidad social y material. En este siglo, el Proletariado, última clase de la historia, inició su actuación brillantemente. Con la primigenia sistematización de la ideología del proletariado hecha por Marx, en 1017 Lenin inaugura una nueva época. Poco más tarde, siguiendo el desarrollo de la ideología, Mao Tse Tung, gran timonel, convierte una nación atrasada y colonial, China, en una sociedad superior. Incluso actualmente, en infame contradicción, los billetes de tan influyente país, muestran su rostro.
Es pues este siglo, fundamental para comprender el porvenir.

Y creo que en el teatro se reflejan mejor que en ningún arte las contradicciones más vibrantes de la sociedad. En función a esta idea es que les presento el “estudio del teatro y del público en el Perú del siglo XX”. Este es un título provisional, aunque ya sabemos que en nuestro país lo provisional se vuelve constante, pero lo que quiero es acercar al lector al interés de la dinámica de este arte en relación al público y de acuerdo a las circunstancias sociales y políticas que vivimos los peruanos en este periodo.

Ya que actualmente las editoriales nos son adversas, -eso no ha ocurrido con mis ocho libros hasta ahora publicados-, no dudo hoy en utilizar el internet para realizar esta publicación. Pongo pues en manos de los lectores cibernéticos este manojo de páginas.
PARA LEER EL PRIMER CAPITULO ES ESTE ESTUDIO SIRVASE IR A

20.10.10

Denis Castañeda en los miercoles culturales del Gremio de Escritores del Perú


MIÉRCOLES LITERARIOS

Presentación del poemario
LaPalabra ENTERRADA

De: Denis Castañeda

Además recital de poesía:
Revista Pohemia Lux
-Karla Ferré
- Erika Nolasco
- Karina Valcarcel

19.10.10

Poetas huancaneños ofrecieron recital en la Alianza Francesa de Arequipa

Poetas huancaneños ofrecieron recital en la Alianza Francesa de Arequipa



La regeneración de la palabra es la renovación del hombre. La construcción de la poesía es la restauración de lo imaginario y, por ende, la transformación de un nuevo mundo.

Partiendo de esa premisa, el pasado 12 de octubre, a las 19:30 horas, en la Sala Polivalente de la Alianza Francesa de Arequipa, Fernando Chuquipuinta Machaca (Huancané) y Julio Abelardo Luza Gironzini (Huancané) presidieron una nueva edición del Martes Literario mostrándonos lo más reciente de su producción poética y literaria.

La simetría entre hombre y naturaleza tiene una explicación contraída con la historia y con la esencia misma de la vida. Fernando Chuquipuinta así lo expresa en su poesía cuando evidencia en sus versos ese gran sentimiento hasta panteísta con esa tierra tradicional e irreverente como es Huancané.

El paisaje se muestra arrobador, la cotidianidad anhelante, su historia dinámica, y su gente propositiva y encandilada de ensueños. Son los poemas de Fernando en relación a su tierra fotografías donde se registra el pasado, el presente y el futuro del acontecer huancaneño, ello esta expresado en el libro “El Brío del Trovador”.

Julio Abelardo Luza es, sin duda alguna, un alarife de las palabras que hace algunos años llamó la atención de la crítica oficial con "Tambores Pluviales", un maravilloso libro de corte vanguardista y audaz que reveló a una de las voces más complejas y vitales de la generación.ç

Esta vez, tras un extenso y escarpado proceso creativo, ha publicado "Eternidad y Canto", un poemario que denota una búsqueda mucho más madura y comprometida con la expresión ideo-estética. Fue una sana competencia literaria.

BORIS ARRUNATEGUI, Un Paseo por si Vida, en la cueva del zorro




Nace en Chiclayo, Dep. Lambayeque un 17 de diciembre de 1951, proviene de una familia humilde de once hermanos, por razones económicas dejo sus estudios en el tercer año de media para trabajar y poder apoyar a su familia. Da a conocer su poesía en el anfiteatro Chabuca Granda en Miraflores, la última semana de Nov. Del 2007. Es fundador de la comunidad poesía en el sur, donde se publican sus poemas. Y también ha sido publicado en la reconocida revista Poemia Lux, muy bien vista por la crítica literaria. Actualmente Boris Arrunategui Fernández es considerado como uno de los poetas autodidactas más resaltantes en Lima Sur.

Si tuviera que mencionar a un poeta que dignifique al distrito , personalmente mencionaria el nombre de Boris Arrunátegui de inmediato, a lo que yo llamo un artista responsable, consecuente con su condición de poeta popular. Este Jueves 21 a las 7 pm. nos encontramos nuevamente en la casa de la juventud y cultura, esta vez para conocer algo de su poesía y de su vida. Les espero entonces con el cafecito y las galletitas de siempre.

Franco Luyo
Agenda cultural 2010
Casa de la juventud y cultura


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16.10.10

Jorge Luis Roncal, El Derecho a Disentir, sobre premio nobel a Vargas, en la cueva del zorro Lima Perú


EL DERECHO A DISENTIR (sobre el Nobel a Vargas)

por: Jorge Luis Roncal

Se ha otorgado el Nobel a Vargas Llosa y de pronto se paralizó el mundo. Un esperable aluvión mediático inundó todos los espacios, contagiando incluso a quienes desde el radicalismo verbal hasta hace poco denostaban al novelista -con las excepciones que confirman la regla- y ahora le buscan tres pies al gato para subirse al carro. No se preocupen, al fondo hay sitio. Obviamente la mediocridad impresa en papel o amparada en la net aplaudió a rabiar la distinción. Y ya se alistan, como no podía ser de otra manera, para hacer cola, abrirse paso a codazos y empujones, y tomarse la foto de su vida con el Escribidor. Incluso quienes han criticado duramente el chauvinismo y todo tipo de patrioterismo muestran ahora un súbito sentimiento de orgullo nacional, casi casi a lo Polo Campos. Bueno, hasta aquí, normal nomás. Pero de pronto resulta que quienes no comparten esta fiesta de la impostura son poco menos que traidores a la patria, terrucos, agentes de Castro o de Chávez. Por favor… Tranquilos, relájense, a qué viene ese ataque de intolerancia disfrazada de amor por las letras. Si les parece que la obra de Vargas es maciza, incuestionable, olvidando bodrios como Cuadernos de don Rigoberto, propuestas tendenciosas que falsifican los hechos como Historia de Mayta o La fiesta del chivo, o esa antología de ataques hepáticos que esEl pez en el agua –revisen lo que escribió allí sobre el maestro Cornejo Polar-, y finalmente asumen que quien suscribió el Informe Uchuraccay está por encima del bien y el mal, está bien, es su derecho. Pero no todos estamos obligados a bailar al son que nos toquen. Aquí, modestamente, pretendemos conservar la memoria y la capacidad de crítica sin hacer hígado. Y preferimos más bien persistir en la relectura democrática de la cultura, la sociedad y la política, aquella que ponga en su lugar a Pancho Izquierdo, Lucho Nieto, Julián Huanay, sólo por citar tres casos. Para ellos este intento de homenaje en verso.

Redoble de amor por la poesía y la belleza

Te mirarán como a un bicho raro, un duende, un aparecido

como a un desquiciado sin nombre y sin memoria

Pretenderán que le cantes al ruiseñor, a las libélulas, los lirios

a la inmaculada concepción

a la bondad de las inversiones extranjeras

al crecimiento sostenido de la economía

Te ofrecerán el oro y el moro

un cheque en blanco

el premio nóbel de la paz (de los cementerios)

la mujer más bella de la tierra

el varón más hermoso del planeta

la presidencia del congreso

Te guiñarán el ojo

te contarán el cuento

te pasarán la mano, te susurrarán al oído,

te aplaudirán afiebrados antes de escucharte

dirán que eres lo máximo, lo ya no ya, el despelote

Prometerán coronarte en la explanada de Palacio

otorgarte el laurel de oro de los vates

el premio mundial de poesía

la beca más sabrosa de por vida

llenarte de medallas y diplomas

y el honoris causa de Harvard

Desearán que desconozcas a Mariátegui y Vallejo

que te olvides de Oquendo, Arguedas y Churata

que te enemistes con Romualdo, Rose, Scorza, Nieto y Valcárcel

y consideres aventureros e ilusos a Heraud y al Che Guevara

piezas de museo al Grupo Intelectual Primero de Mayo

y al Grupo Narración

y huacos inservibles a Mazzi, Huanay, Izquierdo Ríos, Florián y Bacacorzo

Querrán expropiarte el ritmo y la cadencia

confiscarte la métrica, las imágenes, la magia y la sorpresa

hurtarte la alegría de río turbulento

arrebarte el desenfado, la frescura y rebeldía de tu pueblo

extirparte la insurgencia

arrancarte de cuajo el manantial de palabras que deslumbran

Te expulsarán de los parques, las plazas y las calles

y brotarás danzando en las montañas

Arruinarán tus poemas clandestinos

tus versos de amor en servilletas

y tú, obstinada, digna, irreverente

esculpirás tus graffitis en cerros y paredes

Te expulsarán del viento y volverás como tormenta

te arrojarán del cielo y crecerá tu incendio

te impondrán la última versión de la mordaza, el grillete, la capucha

y tu música se escuchará hasta en la luna

Querrán mutilarte los sueños

matar tus ilusiones

enterrar tu júbilo, tu risa, tu jarana

Violarán el cuarto del poeta

causarán destrozos, romperán la única mesa de escritura

sembrarán dinamita, propaganda, manuscritos

para encerrarte de por vida en Piedras Gordas

Te enseñarán sus fauces, sus colmillos, sus metracas

te harán una pasantía por las torturas más horrendas

te mostrarán el rincón donde mueren los presos olvidados

buscarán trabajarte al susto con las fosas de la guerra

Te reventarán el pecho a culatazos

te colgarán de las uñas

te aplicarán el submarino

y crecerá tu sonrisa de muchacha enamorada

Querrán romperte y corromperte

Querrán silenciarte y mancillarte

Querrán desaparecerte del mapa para siempre

Querrán quebrarte y no podrán quebrarte

Querrán comprarte y no podrán comprarte

¡Querrán callarte y no podrán callarte!

Jorge Luis Roncal


14.10.10

Valcárcel percibe claramente el renacimiento indígena por que cree en el .Luis E. Valcárcel, prólogo a Tempestad en los Andes de José Carlos M.



Luia E.Valcárcel
José Carlos Mariátegui

Prólogo a Tempestad en los Andes
de Luis E. Valcárcel








Escrito: En 1927.
Primera edición: En Luis E. Valacárcel, Tempestad en los Andes, Perú, 1927.
Fuente: La Sierra, vol. 1, no. 10, octubre de 1927, Lima - Perú
Preparado para el Internet: Por Juan R. Fajardo, para el MIA, mayo de 2000.







Después de habernos dado en sus obras "De la Vida Inkaika" y "Del Ayllu al Imperio" una interpretación esquemática de la historia d el Tawantinsuyo, Luis E. Valcárcel nos ofrece en este libro una visión limitada del presente autóctono. Este libro anuncia "el advenimiento de un mundo", la aparición del nuevo indio. No puede ser, por consiguiente, una crítica objetiva, un análisis neutral; tiene que ser una apasionada afirmación, una exaltada protesta.


Valcárcel percibe claramente el renacimiento indígena porque cree en él. Un movimiento histórico una gestación no puede ser entendido, en toda su trascendencia, sino por los que luchan por que se cumpla. (El movimiento socialista, por ejemplo, solo es comprendido cabalmente por sus militantes. No ocurre lo mismo con los movimientos ya realizados. El fenómeno capitalista no ha sido entendido y explicado por nadie tan amplia y exactamente como por los socialistas).


La empresa de Valcárcel en esta Obra, si la juzgamos como la juzgaría Unamuno, no es de profesor sino de profeta. No se propone meramente regisstrar los hechos que anuncian o señalan la formación de nueva conciencia indígena, sino traducir su íntimo sentido histórico, ayudando a esa conciencia indígena a encontrarse y revelarse a sí misma. La interpretación, en este caso, tal vez como en ninguno, asume el valor de una creación.


"Tempestad en los Andes" no se presenta como una obra de doctrina ni de teoría. Valcárcel siente resucitar la raza keswa. El tema de su obra es esta resurrección. Y no se prueba que un pueblo vive, teorizando o razonando, sino mostrándolo viviente. Este es el procedimiento seguido por Valcárcel, a quien, más que el alcance o la vía del renacimiento indígena, le preocupa documentarnos su evidencia y su realidad.


La primera parte de "Tempestad en los Andes" tiene una entonación profética. Valcárcel pone en su prosa vehemente la emocion y la idea del resurgimiento inkaiko. No es el Inkario lo que revive; es el pueblo del Inka que, después de cuatro siglos de sopor, se pone otra vez en marcha hacia sus' destinos. Comentando el primer libro de Valcárcel yo escribí que ni las conquistas de la civilización occídental ni las consecuencias vitales de la colonia y la república, son renunciables.* Valcárcel reconoce estos límites a su anhelo.


En la segunda parte del libro, un conjunto de cuadros llenos de color y movimiento nos presenta la vida rural indigena. La prosa de Valcárcel asume un acento tiernameate bucólico cuando evoca, en sencillas estampas, el encanto rústico del agro serrano. El panfletario vehemente reaparece en la descripción de los "poblachos mestizos", para trazar el sórdido cuadro del pueblo parasitario, anquilosado, cancetoso, alcohólico y carcomido, donde han degenerado en un mestizaje negativo las cualidades del español y del indio.


En la tercera parte asistimos á los episodios característicos del drama del indio. El paisaje es el mismo, pero sus colores y sus voces son distintos. La sierra geórgica de la siembra, la cosecha y la kaswa se convierte en la sierra trágíca del gamonal y de la mita. Pesa sobre los ayllus campesinos el despotismo brutal del láfundista, del kelkere y del gendarme.


En la cuarta parte, la sierra amanece grávida de esperanza. Ya no la habita una raza unánime en la resignación y etrenunciamiento. Pasa por la aldea y el agro serranos una ráfaga insólita. Aparecen los "indios nuevos": aquí el maestro, el agitador; allá el labriego, el pastor, que no son ya los mismos que antes. A su advenimienso no ha sido extraño el misionero adventista, en la aparición de cuya obra no acompaño sin prudentes reservas a Valcárcel por una razón: el carácter de avanzadas del imperialismo anglo-sajón que, como lo advierte Alfredo Palacios, pueden revestir estas misiones. El "nuevo indio" no es un ser mítico abstracto, al cual preste existencia solo la fé del profeta. Lo sentimos viviente, real, activo, en las estancias finales de esta "película serrana", que es como el propio autor define a su libro Lo que distingue al "nuevo indio" no es la instrucción sino el espíritu. (El alfabeto no redime al indio.) El "nuevo indio" espera. Tiene una meta. He ahí su secreto y su fuerza. Todo lo demás existe en él por añadidura. Así lo he con, ocido yo también en más de un mensajero de la raza venido a Lima. Recuerdo el imprevisto e impresionante tipo de agitador que éncontré hace cuatro años en el indio puneño Ezequiel Urviola. Este encuentro fué la más fuerte sórpresa que me reservó el Perú a mi regreso de Europa. Urviola representaba la primera chispa de un incendio por venir. Era el indio revolucionario, el indio socialista. Tuberculoso, jorobado, sucumbió al cabo de dos años de trabajo infatigable. Hoy no importa ya que Urviola no exista. Basta que haya existido. Como dice Valcárcel, hoy la sierra está preñada de espartacos.


El "nuevo indio" explica e ilustra el verdadero carácter del indigenismo que tiene en Valcárcel uno de sus más apasionados evangelistas. La fé en el resurgimiento indígena no proviene de un proceso de "occidentalización" material de la tierra keswa. No es la civilización, no es el alfabeto del blanco, lo que levanta el alma del indio. Es el mito, es la idea de la revolución socialista. La esperanza indígena es absolutamente revolucionaria. El mismo mito, la misma idea, son agentes decisivos del despertar de otros viejos pueblos, de otras viejas razas en colapso: hidúes, chinos, etc. La historia universal tiende hoy como núnca a regirse por el mismo cuadrante. ¿Por qué ha de ser el pueblo inkaiko, que construyó el más desarrollado y armónico sistema comunista, el único insensible a la emoción mundial? La consanguinidad del movimiénto indigenista con las corrientes revolucionarias mudiales es demasiado evidente para gue precise documentarla. Yo he dicho ya que he llegado al entendimiento y a la valoración justa de lo indígena pot la vía del socialiamo. El caso de Valcárcel demuestra lo exacto de mi experiencta personal. Hombre de diversa formación inteléctual, influido por sus gustos tradicionalistas, orientado por didtinto género de sugestiones y estudios, Valcárce; resuelve políticamente su indigenismo en socialismo. En este libro nos dice, entre otras cosas, que "el proletariado indígena espera su Lenin". No sería diferente el lenguaje de un marxista.


La reivindicación indígena carece de concreción histórica mientras se mantiene en un plano filosófico o cultural. Para adquirirla -esto es para adquirir realidad, corporeidad,- necesita convertirse en reivindicación económica y política. El socialismo nos ha enseñado a plantear el problema indígena en nuevos términos. Hemos dejado de considerarlo abstractamente como problema étnico o moral para reconocerlo concretamente como problema social, económico y político. Y entonces, lo hemos sentido, por primera vez, esclarecido y demarcado.


Los que no han roto todavía el cerco de su educáción liberal burguesa, y, colocandose en una posición abstractista y literaria, se entretienen en barajar los aspectos raciales del problema, olvidan que la política y, por tanto la economía lo dominan fundamentalmente. Emplean un lenguaje pseudoidealista para escamotear la realidad disimulándola bajo sus atributos y consecuencias. Oponen a la dialéctica revolucionaria un confuso galimatías crítico, conforme al cual la solución del problema indígena no puede partir de una reforma o hecho político porque a los efectos inmediatos de éste escaparía una compleja multitud de costumbres y vicios que solo pueden transformarse a través de una evolución lenta y normal.


La historia, afortunadamente, resuelve todas las dudas y desvanece todos los equívocos. La conquista fué un hecho político. Interrumpió bruscamente el proceso autónomo de la nación keswa, pero no implicó una repentina sustitución de las leyes y costumbres de los nativos por las de los conquistadores. Sin embargo, ese hecho político abrió, en todos los órdenes de cosas, así espirituales como materiales, un nuevo período. El cambio de régimen bastó para mudar desde sus cimientos la vida del pueblo keswa. La Independencia fué otro hecho político. Tampoco correspondió a una radical transformación de la estructura económica y social del Perú; pero inauguró, no obstante, otro período de nuestra historia, y si no mejoró prácticamente la condición del indígena, por no haber tocado casi la infraestructura económica colonial, cambió su situación jurídica, y franqueó el camino de su emanpación política y social. Si la República no siguió este camino, la responsabilidad de la omisión corresponde exclusivamente a la clase que usufructuó la obra de los libertadores tan rica potencialmente en valores y principios creadores.


El problema indígena no admite ya la mistificación a que perpetuamente lo han sometido una turba de abogados y literatos, consciente o inconscientemente mancomunados con los intereses de la casta latifundista. La miseria moral y material de la raza indígena aparece demasíado netamente como una simple coñsecuencia del régimén económico y social que sobre ella pesa desde hace siglos. Este régimen, sucesor de la feudalidad colonial, es el gamonalismo. Bajo su imperio, no se puede hablar seriamente de redención del indio.


El término gamonalismo no designa solo una categoría social y económica: la de los latifundistas o grandes propietarios agrarios. Designa todo un fenómeno. El gamonalismo no está representado solo por gamonales propiamente dichos. Comprende una larga jerarquía de funcionarios, íntermediarios, agentes, parásitos, etc. El indio alfabeto se transforma en un explotador de su propia raza porque se pone al servicio del gamonalismo. El factor central del fenómeno es la hegemonía de la gran propiedad semifeudal en la política y el mecanismo del Estado. Por consiguiente, es sobre este factor sobre el que se debe actuar si se quiere atacar en su raiz un mal del cual algunos se empeñan en no contemplar sino las expresiones episódicas o subsidiarias.


Esa liquidación del gamonalismo, o de la feudalidad, podía haber sido realizada por la república dentro de los principios liberales y capitalistas. Pero por las razones que llevo ya señaladas en otros estudios, estos principios no han dirigido efectiva y plenamente nuestro pro- ceso histórico. Saboteados por la propia clase encargada de aplicarlos, durante más de un siglo han sido impotentes para redimir al indio de una servidumbre que constituía un hecho absolutamente solidario con el de la feudalidad. No es el caso de esperar que hoy, que estos principios están en crisis en el mundo, adquieran repentinamente en el Perú una insólita vitali- dad creadora.


El pensamiento revolucionario, y aún el reformista, no puede ser ya liberal sino socialista. El socialismo aparece en nuestra historia nó por una razón de azar, de imitación o de moda, como espíritus superficiales suponen, sino como una fatalidad histórica. Y sucede que mientras, de un lado, los que profesamos el socialismo propugnamos lógica y coherentemente la reorganización del país sohre bases socialistas y, -constatando que el régimen económico y político que combatimos se ha convertido gradualmente en una fuerza de colonización del país por los capitalismos imperialistas extranjeros, -proclamamos que este es un instante de nuestra historia en que no es posible ser efectivamente nacionalista y revolucionario sin ser socialista; de otro lado no existe en el Perú, como no ha existido nunca, una burguesía progresista, con sentido nacional, que se profese liberal y democrática y que inspire su política en los postulados de su doctrina. Con la excepción única de los elementos tradicionalmente conservadores, no hay ya en el Perú, quien con mayor o menor sinceridad no se atribuya cierta dosis de socialismo.


Mentes poco críticas y profundas pueden supozier que la liquidación de la feudalidad es empresa típica y específicamente liberal y burguesa y que pretender convertirla en función socialista es torcer romántícamente las leyes de la historia.


Este criterio simplista de teóricos de poco calado, se opone al socialismo sin más argumento que el de que el capitalismo no ha agotado su misión en el Perú. La sorpresa de sus sustentadores será extraordinaria cuando se enteren de que la función del socialismo en el gobierno de la nación, según la hora y el compás histórico a que tenga que ajustarse, será en gran parte la de realizar el capitalismo, -vale decir las posibilidades históricamente vitales todavía del capitalismo, -en el sentido que convenga a los intereses del progreso social.


Valcárcel que no parte de apriorismos doctrinarios, -como se puede decir, aunque inexacta y superficialmente de mí y los elementos que me son conocidamente más próximos de la nueva generación, -encuentra por esto la misma vía que nosotros a través de un trabajo natural y espontáneo de conocimiento y penetración del problema indígena. La obra que ha escrito no es una obra teórica y crítica. Tiene algo de evangelio y hasta algo de apocalipsis. Es la obra de un creyente. Aquí no están precisamente los principios de la revolución que restituirá a la raza indígena su sitio en la historia nacional; pero aquí están sus mitos. Y desde que el alto espíritu de Joreg Sorel, reaccionando contra el mediocre positivismo de que estaban contagiados los socialistas de su tiempo, descubrió el valor perenne del Mito en la formación de los grandes movimientos populares, sabemos muy bien que éste es un aspecto de la lucha que, dentro del más perfecto realismo, no debemos negligir ni subestimar.


"Tempestad en los Andes" llega a su hora. Su voz herirá todas las conciencias sensibles. Es la profesía apasionada que anuncia un Perú nuevo. Y nada importa que para unos sean los hechos los que crean la profesía y para otros sea la profesía la que crea los hechos.


José Carlos MARIATEGUI






13.10.10

Todos íbamos a ser Rimbaud. LosVidentes de Andrés Morales, en la cueva del zorro Lima Perú




LOS VIDENTES


Todos íbamos a ser Rimbaud.
Todos íbamos a ser Artaud.
Todos íbamos a ser Edgar Allan Poe.

Lo que pasa es que ni Verlaine,
ni un poeta menor, ni aquellas líneas
del pequeño escribano de la corte.

Nada, ni en el aire, ni un poema:

Todos íbamos directo al matadero.


ANDRÉS MORALES

11.10.10

Moshenga Cabanillas Pérez, Octubre 2010, Los Jinetes de la Muerte, en la cueva del zorro Lima Perú

domingo 10 de octubre de 2010

LOS JINETES DE LA MUERTE

LOS JINETES DE LA MUERTE
Un silencio súbito
De flores y madrigales
He sentido en la madrugada
Apresar incesante mis sentidos
Inyectándome un dolor oculto
Advirtiéndome de algunas Auras
Que tuercen su ánimo y su destino.
Lo vuelvo a sentir
Un ambiente intranquilo pernocta
En velo
Sin escritura
Tejiendo burbujas indefinidas
Que atraviesan melódico las cortinas
Dibujando su fugaz expiro
En el fuego de una vela.
Siento que penan
Las hordas de metal
Los jinetes de la muerte
O son sus sombras.
Con rumbo zigzaguean al cadalso
Como espejismo luminoso
Con los signos silentes de un murmullo
Tenues deambulan
Coloreando la ignorada dimensión.

Lima, 09 de Octubre del 2010
09:07 p.m.
Aquellos que han deseado vivir en las memorias de un intenso Amor...
Y se les arrebato la vida sin saberlo.
Dedicado a los hombres que lucharon por sus sueños en incontables noches de Luna...

© Moshenga Cabanillas Pérez, Octubre 2010