EL DERECHO A DISENTIR (sobre el Nobel a Vargas)
Se ha otorgado el Nobel a Vargas Llosa y de pronto se paralizó el mundo. Un esperable aluvión mediático inundó todos los espacios, contagiando incluso a quienes desde el radicalismo verbal hasta hace poco denostaban al novelista -con las excepciones que confirman la regla- y ahora le buscan tres pies al gato para subirse al carro. No se preocupen, al fondo hay sitio. Obviamente la mediocridad impresa en papel o amparada en la net aplaudió a rabiar la distinción. Y ya se alistan, como no podía ser de otra manera, para hacer cola, abrirse paso a codazos y empujones, y tomarse la foto de su vida con el Escribidor. Incluso quienes han criticado duramente el chauvinismo y todo tipo de patrioterismo muestran ahora un súbito sentimiento de orgullo nacional, casi casi a lo Polo Campos. Bueno, hasta aquí, normal nomás. Pero de pronto resulta que quienes no comparten esta fiesta de la impostura son poco menos que traidores a la patria, terrucos, agentes de Castro o de Chávez. Por favor… Tranquilos, relájense, a qué viene ese ataque de intolerancia disfrazada de amor por las letras. Si les parece que la obra de Vargas es maciza, incuestionable, olvidando bodrios como Cuadernos de don Rigoberto, propuestas tendenciosas que falsifican los hechos como Historia de Mayta o La fiesta del chivo, o esa antología de ataques hepáticos que esEl pez en el agua –revisen lo que escribió allí sobre el maestro Cornejo Polar-, y finalmente asumen que quien suscribió el Informe Uchuraccay está por encima del bien y el mal, está bien, es su derecho. Pero no todos estamos obligados a bailar al son que nos toquen. Aquí, modestamente, pretendemos conservar la memoria y la capacidad de crítica sin hacer hígado. Y preferimos más bien persistir en la relectura democrática de la cultura, la sociedad y la política, aquella que ponga en su lugar a Pancho Izquierdo, Lucho Nieto, Julián Huanay, sólo por citar tres casos. Para ellos este intento de homenaje en verso.
Redoble de amor por la poesía y la belleza
Te mirarán como a un bicho raro, un duende, un aparecido
como a un desquiciado sin nombre y sin memoria
Pretenderán que le cantes al ruiseñor, a las libélulas, los lirios
a la inmaculada concepción
a la bondad de las inversiones extranjeras
al crecimiento sostenido de la economía
Te ofrecerán el oro y el moro
un cheque en blanco
el premio nóbel de la paz (de los cementerios)
la mujer más bella de la tierra
el varón más hermoso del planeta
la presidencia del congreso
Te guiñarán el ojo
te contarán el cuento
te pasarán la mano, te susurrarán al oído,
te aplaudirán afiebrados antes de escucharte
dirán que eres lo máximo, lo ya no ya, el despelote
Prometerán coronarte en la explanada de Palacio
otorgarte el laurel de oro de los vates
el premio mundial de poesía
la beca más sabrosa de por vida
llenarte de medallas y diplomas
y el honoris causa de Harvard
Desearán que desconozcas a Mariátegui y Vallejo
que te olvides de Oquendo, Arguedas y Churata
que te enemistes con Romualdo, Rose, Scorza, Nieto y Valcárcel
y consideres aventureros e ilusos a Heraud y al Che Guevara
piezas de museo al Grupo Intelectual Primero de Mayo
y al Grupo Narración
y huacos inservibles a Mazzi, Huanay, Izquierdo Ríos, Florián y Bacacorzo
Querrán expropiarte el ritmo y la cadencia
confiscarte la métrica, las imágenes, la magia y la sorpresa
hurtarte la alegría de río turbulento
arrebarte el desenfado, la frescura y rebeldía de tu pueblo
extirparte la insurgencia
arrancarte de cuajo el manantial de palabras que deslumbran
Te expulsarán de los parques, las plazas y las calles
y brotarás danzando en las montañas
Arruinarán tus poemas clandestinos
tus versos de amor en servilletas
y tú, obstinada, digna, irreverente
esculpirás tus graffitis en cerros y paredes
Te expulsarán del viento y volverás como tormenta
te arrojarán del cielo y crecerá tu incendio
te impondrán la última versión de la mordaza, el grillete, la capucha
y tu música se escuchará hasta en la luna
Querrán mutilarte los sueños
matar tus ilusiones
enterrar tu júbilo, tu risa, tu jarana
Violarán el cuarto del poeta
causarán destrozos, romperán la única mesa de escritura
sembrarán dinamita, propaganda, manuscritos
para encerrarte de por vida en Piedras Gordas
Te enseñarán sus fauces, sus colmillos, sus metracas
te harán una pasantía por las torturas más horrendas
te mostrarán el rincón donde mueren los presos olvidados
buscarán trabajarte al susto con las fosas de la guerra
Te reventarán el pecho a culatazos
te colgarán de las uñas
te aplicarán el submarino
y crecerá tu sonrisa de muchacha enamorada
Querrán romperte y corromperte
Querrán silenciarte y mancillarte
Querrán desaparecerte del mapa para siempre
Querrán quebrarte y no podrán quebrarte
Querrán comprarte y no podrán comprarte
¡Querrán callarte y no podrán callarte!
Jorge Luis Roncal
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