Poeta Antonio Sarmiento Anticona
Aquí con el poeta más reconocidos en nuestra época contemporánea, Antonio Sarmiento Anticona nació el 3 de diciembre de 1966, en Chimbote, poeta radicado en el Callao.
La literatura cito al poeta Sarmiento “es un
lenguaje que se desgarra en imágenes oníricas”. Significa el inicio del proceso
creativo del hombre, actividad que se manifiesta la expresión personal con una
carga de sensibilidad, enriqueciendo las percepciones, las impresiones,
precisamente vividas, el modo viviendus.
Antonio
Sarmiento
Poeta e investigador
literario (Chimbote, 1966). Con La colina
interior, obtuvo el Premio Copé Oro de Poesía 2015, organizado por
Petroperú. El 2019 recibió Las Llaves de la Ciudad del distrito de Bellavista
(Callao). El 2021 obtuvo la distinción de poesía “Juan Ojeda” de Chimbote.
Ha publicado los
poemarios: Metamorfoseo orgásmico
(1994), Cantos de castor (1999), Ojo madre (2000), Tontas canciones de amor (2002), El junco y la tormenta (2004), La
soledad de Sigfrido (2010), Tiempo
tatuado en la piel (obra poética, 2015), La colina interior (2016), Sin
piloto automático (2018), Tierras que
demoran al sur (2021).
Los poemas que conforman “Piel de literatura peruana” pertenecen al libro: Tierras que demoran al sur.
PIEL DE LITERATURA PERUANA
El
mundo comienza en mis huesos,
en
los truenos que respiro, en las cordilleras que empuño
y
hago una madeja para tener mi imago mundo.
Efraín
Miranda
No
me oyes más leve que las hojas
Porque
me he librado de todas las ramas.
Emilio Adolfo Westphalen
I
La
palabra se sostenía por sí sola, grávida
en
un campo de llantén o en el arrecife;
invicta
y coleando en remolinos de luz
era
pura brisa, sin ampollas ni col, y ni
el
cernícalo tiene el vuelo sostenido
y
tan raudo al amanecer, cuando la
línea
empezó a bifurcarse de pronto
en
medio de una selva de sonidos
al
choque de la luz y la flor. El día
como
inmenso fémur recostado
en
la sien, se clavó en la roca ya
taladrada
por esta repentina pasión
de
nombrar a la noche y al rayo que
descendieron
de la región montañosa
del
tallo a las caídas iguales del vacío,
cayendo
en mil atardeceres imágenes
parduzcas,
preñando los espacios que
ocupa
el lecho de flor desvanecida,
hasta
que la infectada mano la cogió
del
hueso; palabra por palabra le hizo
escupir
con sangre toda la verdad; y eso,
creo, fue el inicio de una literatura…
II
El
sol de la poesía alumbra entre
dos
cerros partidos por un valle de
cráneos,
y se extiende hacia el otro lado
de
la pendiente con olor a sacrilegio.
Túmulos
de piedra en el lago, que al
descenso
de sus aguas deja ver torres
y escalinatas con musgo; y un aire
de
enredadera se metió en la recámara
donde
la luz y el silencio arañan su noche;
la
totora tensa en el abismo, sangre que desciende
al
nivel de los ojos y las bocas de peces
con
homúnculos de acuosas membranas.
En
vapor candente una escritura surge
de
la orilla y sale a flote con remolino
de hojas, muda y críptica al amanecer.
III
Vaticinan
misterios debajo del follaje
los árboles
que tensan su escritura al
revolcarse la
noche entre lianas, árbol oral
el signo en vuelo
leve se desprende de la imagen
se basta por
sí mismo fuera de los bordes, en
caligrafía
borrosa la humedad traza círculos
y formas
primitivas de acomodarse a la roca
con
huevecillos bajo su lengua árida
cuando
apacienta al sol la araña del día.
El río se
escribe de corrido entre juncales,
en el fondo
del símbolo hay un templo que deja
su memoria
guardada en el lago oscuro
palabras en
línea directa del viejo árbol
que forma
parte del conjunto estelar
con ramas
filudas hasta las estrellas,
palabras como
un sacudimiento de hojas
con cánticos
y tornados que revolotean
entre la
aurora y el crepúsculo/ encerrado
en destellos
la escritura es el árbol que
se traduce a
sí mismo con aire tejido
y ronco de anochecer.
IV
Es pequeña
esta noche
y no alcanza
a cubrir los cuerpos
de diez
legiones de poetas enterrados
en el vado de
un río, sin literas para
el reposo de
sus huesos, y cuyos
órganos
arrojados desde la cumbre
sirvieron de
alimento al sol
y ahora son
abono para el viento.
El aire cumple
su papel de tierra
lava de
mochicas
de sombras
tallanes
de cielo
rodado al amanecer;
tierra
multívoca que descasta la noche
en un rodar
de piedras con oro
de abismo y
sangre hirviente;
subyacen en
olvido al eco
de sus
lenguas muertas
pero de sus cráneos
forjaron
los isleños
tambores para el canto.
De sus largas
cabelleras
pututos al
amanecer
antaras
recogidas al viento.
Cae agua
silvestre con
ligamentos de
lluvia;
se moja una
danza
hecha de
rodillas y tripas
de muertos escribas.
V
Porque lo
sonoro se cuece en fuego
en la caverna
en el índice de la región austral
con lluvia
dolorosa que no es no puede ser
la expiación
de una culpa anterior a ese fuego
ofreciéndose
como culto en altar de pájaros.
En el centro
del ruido hay un vacío, una zanja
profunda y
silenciosa llena de sangre,
un lugar
donde el rayo se ensimisma tal
el puma al
morder el dulzor de hoja/ en
el centro del
silencio corre un viento ligero
que se curva
ante el paisaje que solloza
y musita la
quena su alma de caña, mientras
se golpea los
nudos en soledad porque
la lluvia es
máscara que cura la desolación,
cae y se
precipita en cueva de montaña
roca metida como cuña a la pasión sideral.
VI
Tierra negra
del ocaso
de aluvión de
piedras que acontecen
en el lecho
de río insepulto en la cueva
de un
rocalloso amanecer donde borbotea
silencio con
limo y origen/ estalagmitas
puntiagudas
que se precipitan al llegar la noche
y la palabra
se inventa en el vacío otra
noche a
ciegas en la grieta, en suave desliz
se incrusta
como un rencor en la roca, con
sedimentos de
luna y estaño, de un
color de roce
antiguo que se deslava en
tierra
diluida y baja por la pendiente donde
el astro
enrodado vivo muerto alcanza a oír
primero un
imperceptible ruido de hojas
seguido por
el seseo firme del agua, y
bajando en un
hilo por la quebrada, vio
resbalar el gemido de negro atardecer.
VII
¿Con cuántos
huesos se forja una literatura?
¿con qué pieles
y lámparas de invierno?
Qué mundos
paralelos y solos, el peso
de su origen
entre dos manzanos, cuando
dice la palabra
nunca dicha, y golpea
la piedra con
una sugestión de ramas,
con una
inscripción en tierra vana, en
el duro
pellejo del destierro. Cuántos
huesos ruedan
como troncos en abril,
cuánta sangre
el ichu, la tórtola deseada,
el cántico
agorero en tierra forzada de
helechos; se
agosta la pasión en umbrales
de sombra,
una literatura que se espina
y gime
amaneceres. Sopla de este lado
el río en
fuga rotunda, alza una alondra
vuelo y la
escritura que la circunda.
VIII
Si a la
sombra del molle le es negado
la sombra del
espacio que lo habita
y del hueco
hondo del zorzal asoma
el pico
herido antes que amanezca
¿Dónde
empieza una literatura?
Aire que
fragua sombras en el maguey
nudoso y
troca en silencio cuando
golpeas viento
la rama y ausculta el
destierro
ante el padre que lo niega.
¿Dónde
empieza una literatura?
con sangre
con sonido insepulto.
En el hueco
del lenguaje habrá un
lugar para el
canto del pinkullo en
tierra firme
que empiece a arraigar
y eche raíces
duraderas en el olvido.
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