Orlando ORDÓÑEZ SANTOS. La Florida-Muqui, Jauja, Junín. Cursó
estudios en la G.U.E. “San José” (Jauja)
,“ San Ramón”(Tarma) U.N.E. La Cantuta.
Profesor, autor de las siguientes Plaquetas: ARTE POÉTICA (Año XV Nro.
208) JUNCO
HERÁLDICO (Año X Nro. 64) NAUTA DE PAPEL (Año VII Nro. 57). “La
sutil metáfora de los versos del poeta peruano Orlando Ordoñez Santos, trasmite
una especial belleza, pero también encontrados sentimientos que nos invitan a
reflexionar no solo sobre las innúmeras
problemáticas sociales y culturales, sino que aprovechando la literatura
como una excelente oportunidad de expresarse, el poeta construye con sus
sentimientos figuras entorno a la naturaleza, buscando el razonamiento de los
“seres pensantes” de este planeta, para que detengan el avance hacia su propia
destrucción”.(IMPRESSOR BRAZILIENSE)
Telfs: 6244484
/ 945671221
PÉTALO Y AVE
Siendo pájaro
al tercer día
me arrebataron el árbol,
siendo libre
enjaularon mi vuelo.
Teniendo al alcance
la rosa florecida
no pude arrancarla
para ofrecerte aquel
ramillete
de aromas que ahora me matan.
Siendo extraño pez
apenas pude remontar
breves cascadas,
estas aletas de nada valen
cuando ellas dicen: no nado.
Viviendo en el vergel
silvestre
donde el airampo y cardos
con su belleza embrutecieron
la simetría de los colores,
sólo
preferí la flor teñida de
hemoglobinas.
Ahora que estos vuelos
sienten
crujir sus achaques y
desmembración
sola la otoñal cucarda cura
estas dolencias añejas
sumergidas
en el extenso océano de los
olvidos.
VALLEJO PERENNE
Y el canto al miliciano
no pudo detenerse ni cuando
la muerte
convertido en mundo discordante,
más certeras sus razones
están levando
tan altos sus preludios del
rescate al pan.
Qué importan los impostores
enlodándose
al intentar descubrir
tristeza sumisa
dentro sus versos, cuando
cada vez
nítida y saeta su concepción
abraza al orbe,
ama sin pasiones, rescatando
la raíz humana.
Tu alfabeto de junco y
montaña
nada cuenta con el
estereotipo medieval
de rendir vasallaje a la
nada, tus huesos
exactos en su engranaje hacen
crujir
a los pies de barro del
egoísmo e indolencia.
Siendo pocos en la senda
bordado de recodos
momentáneos no ceja un
instante la lucidez
del fuego devorando tanta
fanfarria,
mimetizando a los arlequines
de turno, pronto
ya, la palmada sobre el
hombro, los despertarán.
Y el canto del universo o
sones de sus golpes
retumbando están, con el eco
tierno del rodar,
los dados enfurecidos cual
piedra blanca
y negra retornarán declamando
que ya
no es posible esperar tanto y
tanto al capulí escarlata.
LOS AZARES DE LA
VIDA
La noche caída
viaja despejada, estoica
dentro la
inmensidad oceánica mientras
el llanto
contenido a las puertas
de la
oscuridad desconsolada
apuran a no
caerse.
Al lado
izquierdo de la vera múltiple
de los ojos
en esas playas solas
está
percudiendo sus alas
la gaviota
de nieve
ilusamente.
Mientras
lento
a
escondidas, camuflada
acaricia a
sus plumas, el albatros
que pronto
distancias abatirá como si fuera
bocados de
almendra o alpiste amargo.
Ya
medianoche sorda
apenas lento
el músculo palpita
quién sabe
si los ocasos también agonizan
el mismo
instante que enigmática metamorfosis
se niega a
seguir prolongando el éxtasis tan efímero.
Son cosillas
Menudas, sin
valor,
jactancias
que a veces
matan al
azar.
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