Silencios del
lunes que llegarán al martes. Porque este lunes es festivo y se puede escuchar
el silencio de la calle. Pero aunque no fuera fiesta, tú podrías escuchar su
presencia al llegar el mediodía y cerrar los comercios. Quedaría interrumpido
durante un par de horas, esas dedicadas a comer y descansar brevemente,
volviendo a reaparecer al caer la noche. Entonces, cuando hubiésemos regresado
del trabajo, sintiendo el frío por la ausencia del Sol, el silencio se nos
volvería a hacer presente. Y su sonoridad nos invita a meditar y a sentir la
vida de otra manera. Es en el silencio donde nos reencontramos con la necesidad
de reflexionar sobre nuestra trayectoria vital y los caminos que podemos tomar.
Se escuchan los
silencios de los niños que juegan con sus regalos antes de volver al colegio.
Para ellos es día de sonidos compartidos en el jardín del vecindario, previo a
que mañana se reencuentren con los silencios entre cortados de las clases por
las voces de sus profesores y de ellos mismos. Se escuchará la explicación
acerca de cómo se produce la polinización de una flor; se escuchará el debate
que les propone una profesora después de ver una película.
Silencios de
una navidad que se nos fue, pero no pueden irse los compromisos que hemos
asumido para cada día del año. A pesar de cierta ruptura en lo cotidiano que
han supuestos esos días, regresamos a los anhelos y luchas diarias. Las redes
sociales y las convocatorias ciudadanas nos recuerdan que hombres y mujeres están
vivos, sacudiéndose los intereses creados por unos pocos y buscando alianzas
que permitan vivir libremente.
Silencios de una jornada de descanso
antes de la vuelta de la mayoría al trabajo. Cuando hoy o mañana te encuentres
en él, recuerda en tu silencio qué te une a ese puesto laboral. Si es una
vocación que descubriste o la simple necesidad de tener una renumeración. En el
primero de los casos, sigue luchando con pasión por ella, sin dejarte la vida
en ello, porque hay otras pasiones que has de saborear y compartir: pareja,
amigos, familia, un paseo sintiendo el sol en una tarde de invierno.
Si estás atado temporalmente a un
trabajo por el hecho de tener que ganar un sueldo, date tiempo para plantearte
cómo puedes acabar con ello. Habla desde tu silencio contigo misma para saber
qué quieres hacer con tu vida. Y una vez, superadas las dudas, hayas encontrado
ese sentido, no cejes en darle un cambio a tu trayectoria vital. Seguramente
descubras que es mejor vivir como has descubierto que quieres vivir, que
hacerlo como un sistema fabril y mecánico te empuja a hacerlo.
Silencios que
se tornarán en voces y almas en los carnavales que comienzan el próximo domingo
para convertirse un año más en portavoces de las denuncias del pueblo. En su
música y en su letra van lanzados los quejíos que cualquiera de nosotros siente
cada mañana. Son reclamos de libertad que se conquista cuando en silencio
escuchamos el sentido de sus composiciones y esas nos pegan el pellizco
haciendo que nuestras emociones broten y se expresen sin tapujos. Entre cada
palabra, entre cada frase, que vuela de sus gargantas, convertidas en ecos de
sus espíritus, el ritmo de sus instrumentos para acompañar las transiciones de
las historias de vida que nos cuentan. Historias que son las tuyas, las mías,
las de la mayoría.
Silencios de
recogimiento de la lectura de un libro. Ese que unas manos amigas te han
regalado porque encierra vivencias de otros que a ellos les llegaron y les sirvieron
de compañía para iluminarles en una etapa de sus vidas. Página tras página que
irás pasando con tranquilidad e interés en el silencio de la habitación,
dándote cuenta de que las historias de vida que recopilan los buenos libros son
a la vez ejemplos y teorías para afrontar la propia.
Silencios de
decisiones a tomar. Mientras la vida se abre cada jornada con sus expectativas,
has y hemos de tomar pequeñas opciones. En cada una de ellas nos estamos
retratando. Aunque como todo retrato, exista la posibilidad de hacer algún
retoque, especialmente cuando no te guste lo que ves de ti mismo, de nosotros.
Entonces entrarán en escena la inteligencia y la sensibilidad para rectificar.
La voz propia y amiga que nos lanzará su guiño para retomar el camino.
Publicado Yesterday por Manuel Carmona Rodríguez
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