oráculo

7.3.12

Matilde Granados de Trujillo ,en la cueva del zorro Lima Perú


Foto de Victoria Larco


Hace una año y siete meses estuve en Puerto Eten, inmóvil ante la omnipotente belleza del mar. Escuchaba su voz que se columpiaba descalza en mis cabellos. Más allá el canto de un niño tierno escalaba heroicamente los barrancos. Un cielo lleno de júbilo lo acogía entre su seno y ambos entonaban el mismo canto:


CADENA DE LUZ

No debiera hablarte de estas cosas.
Debería decirte:
La mañana es bella.
La tarde es bella.
La noche es bella.
Y al escucharme,
tú sonreirías;
y al verte sonreír,
mi propio corazón sonreiría.
Y al vernos sonreír,
acaso hasta la vida también sonreiría...



CUARTA CANCIÓN
Ya me ahogo de cielo.
Mi corazón se inclina
y las islas no llegan.
Dame tu mano entonces:
quiero morir tocando
el extremo más dulce de la tierra...

Poemas de Juan Gonzalo Rose

Un beso despegó hacia mis labios y danzamos juntos hasta el ocaso. El mar, el cielo, el niño, Juan Gonzalo Rose y Dios nos habían sonreído.
El sol cerraba sus enormes ojos y la tarde aparecía tocando sus trompetas, avisando que la noche llegaría muy pronto extendiendo sus alas sedosas sobre nuestros hombros.


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