Pertenezco a la generación de los Walalachis, Chinchilicos de Ranrahirka acantilado en el lago de piedra. Somos guerreros de esta misma tierra, somos carne indomable, en mortales batallas. Al morir el sol suenan los únicos Ayarachis despertando la armonía del cielo y la tierra.
Nadie entenderá a la estirpe guerrera de áspera lengua, de piel curtida y duro cuero, ellos guardaron las wifalas, guerrilleros puelches de las alturas desde Eponemon, Bartolina sisa, Túpac Amaristas, y los Tampa Cccaras, y las victorias de Pedro Vilcapaza, cuando escuchen en los cielos , en el mar, en la montañas, llanos, en la piedra sobre piedra, en el estrecho de Magallanes, en los pantanos, en la memoria de la historia que sucumbieron los escarbajos despellejados, descuartizados sus miembros, arranquen de mi melena una trenza oscura para escribir con mis cenizas, la libertad de los pueblos indígenas.
¿Quién habré los fractales Incásicos? es eminente el ritual del autoexilio un grito clandestino de walalachi desde la huella de los antiguos desconocidas tempestades. Bisbiseo de sarcófagos vivos erial oscuro, con escena suicida se apagan es el abismo infernal suavizando el dolor del destino, nacerán aquellas negras criaturas inventando pestes de incesto imperial desde ríos más oscuros sin raíces profanan la última piedra en espirales crucificado bajo la luna sangrienta, la mirada no siempre es de color lila la mirada a veces es maldita, putrefacta.
Cuervo desplumado hierática vulgar dime pausadamente con mi lengua ¿quién espanto el estoicismo de Moctezuma noble Cuauhtémoc? si Taquili, popol vohu, Otavalo no es babilonia apocalíptico ni la estatua en el memphis, ni los pergaminos de termopilas, cuanta mitología azulea perdido en los templos griegos y los dioses de Cómala descazan en paz, cuanta utopía solfeamos desde la barbarie humana escrito esta en telar más antiguo sin pensar flamean las banderas pardas del arcoíris, que serpentean como zungaros en aguas ancestrales, noble orquídea de barro.
Te bañare en el rio Éufrates, te cubriré con enagua suave de amazonas y prenderé mi incenciario universal ¡oh! Cahuide guerrero ancestral, mi espíritu abraza tu memoria de cántaro azul , no beberán más el agua mansa de nuestra existencia.
En la memoria de los otorongos los pumas son feroces, sagaces sus garras son dagas de metal , sus ojos arden, y sus aullidos es tridentes se parecen a los pumas de Lautaro de Patagonia, y los pumas de Caupolicán cuyo escuadrón tienen lanzas y flechas envenenadas, son los hijos del sol que estamparon sus glorias y alabardas en los ojos del barbaro atilas y en los cascos de los centauros con rostros evangélicos, no es una borrachera engañosa en las nieves de Antártida los caballos de los conquistadores ensangrentados se arrimaban en el cielo gris de Lima Y Santiago de Chile.
Pertenezco a esta raza guerrera partiremos con nuestra armas, mas ejercitadas, con picas, estacas, alabardas y lanzones, con otra puntas largas enastadas de la facción y forma de punzones; hachas, martillos mazas barreadas, dardos sarjentas, flechas y bastones, lazos de fuertes mimbres y bejucos tiros arrojadizos y trabucos moriremos para seguir viviendo en el ojo del agua y el oráculo del pez….
JLRF.
poetasdelpez@hotmail.com
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