HOGUERA ABATIDA
Poesía
Fase: III Dirige: Orlando Ordóñez Santos Telf: 945871221 E-mail: artepoetica_2000@hotmail.com
Orlando ORDÓÑEZ SANTOS. La Florida-Muqui, Jauja, Junín. Profesor, autor de las siguientes Plaquetas: ARTE POÉTICA (Año XIII Nro.192) JUNCO HERÁLDICO (Año VIII Nro. 48) NAUTA DE PAPEL (Año V Nro. 41).En sus versos “…tu creación da cuenta que el mundo que nos rodea encierra verdades, realidades como relicarios que atrapan el soplo de vida, de alegría de evocación. (Lucía Lulli). Colabora en Revistas y publicaciones literarias. Actual Director Nacional de Publicaciones CADELPO.
E-mail: artepoetica_2000@hotmail.com
Telfs: 945971221
ÚLTIMA ESTACIÓN
Navegando frágil
en la profundidad
de tus ojos hallé íntegra
la noche incolora, ya perdida.
En la declinación del abril esperado
fui descubriendo a pesar de todo
cómo se llega a ser parte doloroso
del lugar esquivo de viento en acoso.
Confundido en sutilezas
y superficiales añoranzas
encadené más la agónica razón
de liberar al agobiado corazón.
Es por eso viajero de retorno constante
no pretendas la última estación, ella flamígera
es una ficción, porque si apresuraste
tu viaje, no tardarás llegar donde nadie te espera.
LIBÉLULA
Libélula del arroyo escondido
cómo podré con la palabra
arrancar tu transparencia de luces
reverberando frágil desde el eco,
eco metafísico vagabundo entre
la hierba silvestre y el cristal piadoso del rocío;
tus alas tránsfugas parecieran
internarse en el laberinto musical
donde el laúd vibrará con mil espejos
impregnando al remanso verde
una sinfonía terráquea sólo comparable
con la agonía de la luz dentro las pupilas
de un niño arrebatado de su juguete y sonrisa.
Mosaico multiforme en el altar
donde los colores descabellados en su frenesí
irradian orgullosas opacando la gama existente
sólo en el jardín de los ensueños aún no descubiertos.
Metáfora embrutecida de tanta hermosura
qué decir ahora cuando sobre el patíbulo de aromas
tratan de ajusticiar a cualquier atisbo desprendido
desde el navegar cósmico y subterráneo
de la forma como una sencilla libélula
puede ser razón para soliviantar
los corazones que de tanto iluminar
lentamente pliegan sus alas con un leve soplo,
soplo otoñal, que arrastra sólo hojas arrancadas.
EL MAÍZ
Desmadejando íntegra los pliegues
de la alborada va rumbo a la colina
el gañán detrás de la yunta briosa
retumbando en cada piedra, su coraje.
Con el sombrero tapizado de lana fina,
la frente señera acuna sudores de perlas
cuando en cada surcar a la diosa tierra
el aroma subterránea abraza los pies descalzos.
Leyenda y coraje se unen en el rito
de enterrar el grano del maíz, maíz hostia
que si existiera justicia terrenal sería
quién en sus penas atesore el oro en polvo.
Grano a grano las mazorcas ya alineadas
en los terrados de las casas nos habla
de la cosecha pasada; collar fecundo de encadenadas
hileras blancas del gluten y cotiledón de la vida.
Levanto con tus hojas cual espadas de plata
sostenidas por segmentos de cañas donde
la savia dulce alambicada con ternura
siempre termina devorando al sol y su fuego.
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