oráculo

22.1.10

GALERIA DE POETAS INVITADOS: JOSÈ LUIS RAMOS FLORES, ORLANDO ORDOÑEZ SANTOS EN ARTE POETICA.

AÑO: XI 170 ORLANDO ORDÓÑEZ SANTOS


Telf.: 6244484 E-mail: artepoetica_2000@hotmail.com

945871221

oordonezsantos@yahoo.es

GALERIA DE POETAS INVITADOS:

José Luís RAMOS FLORES. Lampa – Perú.

Quechua aymara.

MUJER INDÍGENA

Exiliados nuestras primaveras

cayeron pausadamente en el olvido.

¡Mujer indígena de corpiño virginal!

se abren tus huellas de polinesia

apaga mi fogón al amanecer

si aún anidas tu mirada de miel.

¿Cómo saber el destino

de nuestras golondrinas?

si sucumbió abatido

ante tu mirada triste y vacío.

Cabalgamos el intenso fuego

hasta abrir el infierno del amor

mariposa de ceniza amarga

echaré mis velas del adiós.

CELAJE

Ya no detengas

al incontenible caudal

del río quedándose

tan solo

para aguardar

otro naufragio

en ajenos mares.

Tampoco

busques ciega

dónde recalar,

a pesar liviana

sea el desembarco

de los últimos celajes

ya apagándose

SORBO

Indefensa en apariencia

con tu cuerpo sin forma

y multidimensional traduces

una transparencia sola

comparable al resbaladizo rocío.

Pude cogerte de un sólo tirón

cuando atropellada bullías

majestuosa después de tu viaje

subterráneo, totalmente sepultada.

El resto de tu continente

qué sé, si arremolinándose

con la fragilidad del pastizal

desbordando sus orillas, jugueteando

tal vez con la solana vertical te golpeará.

Pero tu detenida espera frígida,

al momento cuando humana

brote las ansias de débil cristal,

a veces de un solo envión apaga el rescoldo.

Vaso con agua, prisionero de oxígenos

e hidrógenos tú no sabes por qué siendo

tan libre, diáfana e impetuosa terminarás

regada en los arenales inclementes

del desierto de mis adentros, en soledades.

ESLABÓN

No basta la palabra cuando

se trata de liberar la voz.

Siempre será necesario

acentuar sin temores las vocales

con las que hicieron sumisos, hasta

serviles a nuestro ayer.

Que ningún eslabón intente

enmudecer al grito nacido

después que las aguas fluviales

hayan aplastado la acidez de los mares.

Llegó el tiempo de uncir en cada mano

vacía, el abecedario y dignidad

en cada paso, porque siendo quienes

roturan caminos no es posible

aplacar resignado que llueva clemencia

a los de abajo. Sabemos bien,

siendo pocos los de arriba, existen.

Ha llegado a pesar de todo, todos

estar en el llano, nadie a la defensiva,

nadie esquilmando al semejante.

Si acaso disfrazado o simulando

metamórficas argucias con palabrejas

barnizadas, ya no podrán sortear el tamiz

implacable después que tanto costó

romper eslabón tras eslabón las cadenas

de siglos de explotación, a la vez

descorrer bien el rostro de la metamorfosis.

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