oráculo

15.12.10

QUEDAN TODOS INVITADOS A ESTA NOCHE CULTURAL, DONDE SE DARÁ A CONOCER LA POESIA JOVEN EN EL PERÚ

MIERCOLES 15 DE DICIEMBRE A LAS 6:3O P.M EN BRISAS DEL TITICACA


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Wancho Lima Huancane, 1923, año memorable de la sublevación e insurgencia campesina


Wancho Lima en la memoria de los huancaneños

:: Fernando Chuquipiunta Machaca

Un domingo, 16 de diciembre de 1923, a las 10 de la mañana, se produjo una conflagración bélica en Wancho Lima, donde fueron acribillados más de dos mil campesinos, y además, los gamonales realizaron una hecatombe deshumanizada en contra de los oprimidos.

La llamada sublevación de Wancho Lima, fue registrada por José Carlos Mariátegui, Jorge Basadre, Wilfredo Kapsoli, Manuel Scorza, Pablo Macera, José Tamayo Herrera, Teobaldo Loayza Obando, Augusto Ramos Zambrano y José Luis Rénique. La frondosa documentación data desde la época de los mensajeros, quienes viajaron a Lima para reclamar al presidente Candamo, acerca de los abusos de los gamonales de Huancané contra los campesinos quechuas y aymaras.

Debido al liderazgo de Carlos Condorena Yujra, llamado también Carlosín Condorena, cuyo verdadero nombre era Carlos Condori Yujra, es que se formó un grupo de personas decididas a acabar con el gamonalismo en el departamento de Puno. Mariano Paqo Mamani y Rita Puma, se convirtieron en líderes de un moviendo que además, se propuso establecer una educación bilingüe, como recuperar las tierras arrebatas por los gamonales a las comunidades campesinas.

En un principio contaron con la simpatía del presidente Augusto B. Leguía, quien auspiciaba desde el gobierno un indigenismo oficial y subalterno. Los dirigentes de Wancho decidieron entonces, construir una ciudad con los mismos planos urbanos de Lima y le pusieron en nombre de Wancho Lima. Construyeron locales para ministerios, escuelas, mercados, calles y avenidas.

Todo estaba decidido para atacar a Huancané y diezmar a la población. Pero ese hecho fue impedido por las lluvias que provocaron que el río Huancané creciera, arrastrando muchas balsas llenas de personas. El día 16 de diciembre de 1923, muchas personas murieron a causa de las balas de fusiles y ametralladoras, también se produjo un gran incendio de todas las casas.

Wancho Lima siempre ha sido y será una referencia para el movimiento aymara, siempre. Porque es una organización que, primero, tuvo la virtud de fundar una nueva capital; segundo, de establecer una división muy clara entre el mundo aymara explotado y el sistema y, tercero, la figura de Rita Puma crece cada día más en el mundo aymara, señala José Luis Ayala, escritor huancaneño.

El historiador Leoncio Mamani Coaquira, afirma en su libro denominado “El pueblo aimara y los conflictos con el Poder” que la creación de la Ciudad de las Nieves buscó el mejoramiento de la situación social de los campesinos y comunidades, promoviendo nuevos planteamientos y modelos alternativos del desarrollo regional y nacional, allí radican las verdaderas perspectivas de la proyección hacia el presente y futuro. Estos planteamientos de priorización no son actos de misticismo ni milenarismo, sino búsqueda de una sociedad más justa.

Nunca se supo cuántos muertos hubo. El éxodo fue enrome y ese acontecimiento ha sido registrado magistralmente por el escritor José Luis Ayala, quien ha publicado: Wancho Lima (cronivela), Mariano Larico (testimonio), Fusilamiento y resurrección de Mariano Paqo (novela corta), Celebración cósmica Rita Puma (poesía) y El presidente Carlos Condorena (historia).

Además, sin la contribución de Juan Luis Ayala Loayza, Leonidas Cuentas Gamarra, Julio Mendoza Díaz. Felipe Sánchez Huanca, Augusto Ramos Zambrano, Leoncio Mamani Coaquira, Leoncio Sejje Mamani, pero especialmente de José Luis Ayala, sin duda que se hubiera perdido tanta información histórica. Las nuevas generaciones tienen derecho a conocer el pasado para que no se repitan los mismos errores. Finalmente, no hay pueblo sin historia porque sin ella no es posible, edificar un futuro distinto al oprobioso pasado que se ha vivido.

8.12.10

Pintor Fernando Rivas Aquino inaugura exposición “Sentimientos” en Trujillo desde la cueva del zorro Lima Perú

Pintor Fernando Rivas Aquino inaugura exposición “Sentimientos” en Trujillo

Fernando Rivas Aquino (Lima, 1954) pintando al aire libre en Trujillo.
"Menúfares".
"Bodegón"


Retrato a lápiz de la señorita Daysi Vicuña Flores.


"Atardecer en Cajabamba", óleo de Fernando Rivas Aquino.
"Paisaje cajabambino".

"Plazuela El Recreo", imagen idílica de un Trujillo que se resiste a desaparecer.
Pintor Fernando Rivas Aquino (Lima, 1954) en su atelier.


“Sentimientos” es el nombre de la décima exposición individual del pintor Fernando Rivas Aquino (Lima 1954), la misma que se inaugurará este viernes 10 de diciembre a las 11 am. en la sala de exposiciones “José Eulogio Garrido” de la Escuela Superior de Bellas Artes “Macedonio de la Torre” de Trujillo (ESBAT), ubicada en la Av. Húsares de Junín 1090.
Según explica el artista, quien es docente principal de la ESBAT en la especialidad de pintura, esta muestra es una retrospectiva de su obra pero que también contiene trabajos recientes, siempre en su estilo impresionista con temas naturalistas y paisajísticos. Además con esta muestra conmemora sus 25 años de trabajo profesional.
“Esta muestra la dedico a mis padres Arturo Rivas Romero y Sofía Aquino Vargas, quienes apoyaron desde mi infancia toda mi formación pictórico. Ellos me alentaron desde niño y soy pintor gracias a su influencia. Mi padre dominaba el dibujo técnico y mi madre era una apasionada de la artesanía. Fueron mis primeras influencias”, expresó el maestro.
Rivas Aquino recuerda que cuando tenía 10 años de edad se inició en el aprendizaje de las artes plásticas cuando sus padres decidieron matricularlo en el taller del maestro Julio Camino Sánchez. Posteriormente fue descubierto por Carlota Carvallo de Núñez (discípula de José Sabogal y Daniel Hernández), quien dijo alguna vez “este niño nació para ser pintor porque tiene una facilidad para el color”.
Desde entonces Rivas dedicó su vida a las artes plásticas y decidió ingresar a la Escuela Nacional de Bellas Artes de Lima, de donde egresó en 1985 como uno de los más destacados de su promoción. Entre sus maestros destacan el maestro Félix Rebolledo Herrera en dibujo y el maestro Leonel Velarde en pintura.
En 1994 Rivas Aquino llegó a Trujillo y se quedó impresionado por la belleza de la campiña mochera y de centro histórico. Años después, en 1999, ganó el primer lugar en el concurso público para una plaza docente y desde entonces es profesor de pintura en la ESBAT. Anteriormente ejerció la docencia en las escuelas de bellas artes de Huaraz, Cusco y Pucallpa.
Según opinión del pintor escocés John Mc Crum, por su técnica, cromatismo y composición, la pintura de Rivas sigue la línea estilística de los grandes maestros impresionistas como por ejemplo Van Gogh, Monet, Cezanne y Pissaro. “Colores bellos, gran técnica, como artista escocés debo reconocer que Fernando Rivas Aquino es un verdadero talento que debe ser apreciado por la gente”, señala Mc Crum. Asimismo el pintor peruano Juan Ortega escribió: “Óleos bien logrados que nos traen reminiscencias de Renoir”.





Nivardo Córdova Salinas
Periodista
(+511)  940765201
Twitter: @nivardocordova
Blogs: rimactampu.blogspot.com
             cudeliocordova.wordpress.com

6.12.10

LA Edad de Oro de Johnny Barbieri en la cueva del zorro Lima Perú





LaEdad de Oro



Después de 20 años, un grupo de poetas de los noventa se presentan en este recital de poesìa, ellos son: Isabel Matta, Leoncio Luque, Johnny Barbieri, Juan Carlos de la Fuente, Antonio Sarmiento, Rodolfo Ybarra y Hèctor Ñaupari. Además se presenta el libro de cuentos "La edad de oro" de JohnnyBarbieri.

Lugar: C.C. Brisas del Titicaca Wakulski 168


INGRESO LIBRE

VII CONGRESO DE LA LENGUA AYMARA,16, 17 Y 18 DE DICIEMBRE 2010 PUNO PERÚ

VII Congreso de la Lengua Aymara


Se anuncia el VII Congreso de la Lengua Aymara, los detalles se pueden ver en esta nota publicada por Mayanchat Aymara
HAWANSUYO

4.12.10

El poeta y wayki Roger ha tenido la generosidad de compartir un reciente poema, que los Apus lo escuchen, En La Cueva del Zorro Lima Perù

TROBARETZ / Roger Santiváñez



El poeta y wayki Roger ha tenido la generosidad de compartir un reciente poema, que los Apus lo escuchen



TROBARETZ / Roger Santiváñez
1.
Fumón el humo acrecienta ab
Zurdas visiones primas carmelitas
Petate azul lleva lleva a la urba

Cine gratis calafate cejas depiladas
Infunde creciente grafía lagrimal uni
Verso que estalla entre su seno

Encuentro fortuito furtivo prohibido
A la playa de la arena dorada zam
Ba canuta me dijo el lomo más

Pedido demorando sonidos en cloro
Coro scala por la luna canta suna
Engrudo cocinado que acaricia la

Luz de la mañana una pena in
Somne carece cerezas sólo haces
Hay de bengala en el vacío mío

2.

Atrás quedó la sábila enrojecida
En sus puntas del verdor hasta el
Jardín llegó mi canto & desapareció

Solsticio solícito que emigró quién
Sabe adónde en la foto del primo
Juan Tenorio olvido maquinal en

Acidos corroído se va volviendo
Sepia para que sepas lo que sufre
Celuloide ser transparente en

Marcado en el afán disuelto &
Pronto disoluto volátil como el
Humo del azufre por tu boca

Aprieta el angustiado corazón ma
Cabra loca / desvarío discursivo se
Apolínea la siguiente mañana porqué

NO

3.

Hiende túnica de lino la mano
Sensual agita anguita en el
Pudridero carnal sabido es que

Apenas alcanza altura curva
La muerte inmortal sana sú
Cubos intensos oh mar amari

Llento chorrea delicada cual
Orina en tu conchita limpia
Marea azul nubla & embellece

La visión letal del hospital
Donde fallece un ser querido
He mentido pero ésto es cierto

Hay estambres sin embargo
Opalos desgarrados se disipan
Vuela la noche hasta aurora

Penades







[ Bennington College, Vermont, soledad total, otoño 2010]
HAWANSUYO

30.11.10

El poeta: Luis Nieto Miranda, que yo conocí, Testimonio de:


Testimonio de:

Alejandro Medina Bustinza (Apurunku)


El poeta: Luis Nieto Miranda, que yo conocí


Por: Alejandro Medina Bustinza (Apurunku)

Ser poeta, y haber vivido como poeta, invita a que se digan tantas cosas de él, que a buena cuenta se van convirtiendo en algunos casos, en raros y extraños querubines del amor; en misteriosos fabricantes de infinitos jardines escondites de Romeos y Julietas. Más aun, cuando en vida se tuvo acaso actitudes singulares: bohemios, jaraneros, enamoradores de los habitantes del Olimpo de jardineras o de las musas terciopelos sabor a caña pura de lugar, como decía Vallejo. Conforme van transcurriendo el tiempo, éstas, se van convirtiendo en fábulas de antorchas quimeras, de biografías increíbles. Nada de aquellos sucederían sino fuera que en gran parte, o casi en su totalidad, tiene mucho de verdad en la vida cómo vive o vivió un poeta auténtico.

Algo así recuerdo al gran poeta cusqueño Luis Nieto Miranda. El Cholo Nieto, como así gustaba y exigía que lo llamen, y todos le aclamábamos con especial aprecio de

admiración y consideración a su enorme figura de hombre hecho de tierra, y de piedra maciza tallada en las praderas pajonales de Sicuani-Cusco.

Eran los años 1978-1980. El Perú atravesaba los sinsabores de la dictadura de Morales Bermúdez. Yo había ingresado a San Antonio Abad del Cusco, fueron años donde los estudiantes nos enfrentábamos a las arbitrariedades entreguistas de un gobierno militar. Se agitaban por todas partes levantamientos, protestas continuadas, sindicatos en huelgas, especialmente del sector magisterial adjuntos al SUTEP de aquel entonces, cuando en su composición sindical aun se mantenía y se fermentaba la mejor participación y democracia de los maestros, cumpliéndose así su rol de defensor de los derechos de los trabajadores.

Me fue difícil acostumbrarme a estudiar todo el día, por cuanto yo había terminado mis estudios secundarios en el turno noche en la GUE Ricardo Palma-Lima, y trabajaba de día para sostenerme. Por ahí, las veces cuando se producían los debates clásicos de los estudiantes en sus heterogéneos planteamientos políticos, en los patios de los pabellones de la universidad, o en el Paraninfo donde funcionaba la facultad de derecho, Plaza de Armas del Cusco, en estas porfías yo escuchaba mencionar a los estudiantes el nombre del poeta, el cholo Nieto. Entonces tuve de pronto grandes ganas de conocerlo. Me decían que dictaba clases de Literatura Peruana en la facultad de educación; para matricularse a su curso habría que estar ya en los ciclos superiores. Yo apenas estaba empezando mis estudios, afortunadamente en educación.

Fue así, cuando en uno de esos debates, desde algún pasillo de la universidad, otra vez llegaron a mis oídos: ¡ahí está el poeta terrible…el cholo Nieto…está pasando por allá…¡. Sin perder tiempo, dejé de escuchar los altercados y me fui corriendo hacia el encuentro de aquel trovador para apaciguar a mis pretensiones urgentes en querer conocerlo y pueda al fin calmar mi deseo. Efectivamente, allí estaba, caminando por la vereda angosta que atravesaba el centro de la universidad. Iba rodeado de varios estudiantes hablando no sé de qué asuntos, pero todos complacidos escuchaban atentos su ronquido voz del poeta, para luego romper en carcajadas colectivas. Yo, a principio imaginé al poeta en un esbelto personaje de enorme figura colosal, vestido con terno azul o verde acaramelado, con sus anteojos redondos, de tenues bigotes y con el castellano haciendo gala en sus labios de vate parco, esparciendo palabras difíciles de descifrar. Nada de eso hallé al acercarme al poeta.

Finalmente el poeta estaba allí, y era todo lo contrario de lo que me había supuesto. Transitaba entablando conversaciones voceadas, expresivas, haciéndome recordar la dulzura del canto de los cheqollos. Como todo hijo de su tierra, pero también del mundo, afirmaba su doctrina de fe en su pueblo, de sus convicciones de luchador social. Sus labios no tanto gruesos pero firmes, dejaban escuchar las contiendas de las palabras excitantes surgidas de sus más escondidos sentimientos. Su piel de paja brava de las alturas, una hilera de su cabellera colgándose discretamente por entre su oreja izquierda como finitos riachuelos que bajan desde las alturas de Ausangate. Su frente ancha, su pelo lacio semiblanco, puesta su boina negra recostado a un lado de su cabeza. Sus ojos grandes me miraban como queriendo decirme ¿Cómo estás waukichay…? ven y hablemos de las pestes que han llegado desde hace varios siglos atrás, y nos han jodido la vida; necesitamos estar juntos para hacer pichi sobre estas plagas…! Solía decirnos así al observar nuestras divisiones partidarias en la colectividad estudiantil de aquellos años. Pues nos reclamaba la unión.

Los estudiantes de la fracción progresista estábamos confrontados, por un lado los Pukallaktas, acaso más radicales en sus apreciaciones políticas, y por el otro, los que conformaban el sector de la futura Izquierda Unida, como patria roja, UDP, PCP entre otros. Las confrontaciones se producían frente a la convivencia y conservadora ideología de la derecha, que estaba representado por los partidos conocidos: PPC, Acción Popular, y APRA, especialmente de este último cuando aún vivía Haya de la Torre. Las palabras del poeta nos demandaba la unidad. Su picaresco verbo nos causaba agitaciones de emoción patriótica y otra vez soltábamos carcajadas de puro arrojo y agrado poético al oír sus ocurrencias llenas de mofas y sarcasmos contra la dictadura militar y la derecha peruana.

Tenía un pómulo y mentón recio, contextura gruesa, de porte mediano y sus manos anchas y fuertes me hacían ver que nada de lo que me había imaginado acerca de su aspecto físico, era cierto. Llevaba bajo su brazo una especie de cartapacio, de color marrón, usado y repleto de apuntes, librillos con algunas de sus páginas semi dobladas, señaladas probablemente para ofrecernos su lectura de algún poema que quería que escucháramos y nos deleitáramos como él lo vivía.

Pasado el primer ciclo a duras penas, por cuanto me hacia difícil sostenerme haciendo pequeños trabajitos o ayudando escoger los plátanos desde las tres de la mañana en la casa que me había acogido amablemente. Yo, estaba acostumbrado a trabajar, tener mis centavos, pero allá en el Cusco se estudiaba sólo de día y eso me trajo penurias. Había rumores acerca del poeta, las probabilidades de que iba dejar de dictar clases. Estaba solicitado, requerían su participación en la política para futuros escrutinios. Sería parte de un nuevo frente llamado Izquierda Unida que empezaba aparecer encabezado por Alfonso Barrantes. La idea estuvo bien; hubo un esperanzador inicio para las expectativas del sector mayoritario del pueblo peruano, pero después los dirigentes y algunos parlanchines seudo izquierdistas sólo buscaron acomodarse. Ahora pienso, acaso utilizaron la presencia activa de algunos honestos intelectuales, poetas, políticos, dirigentes, y se olvidaron de lo fundamental: que todo movimiento político debe nacer de las bases y apoyarse en ellas. Ellos se olvidaron del pueblo.

No esperé en llegar al noveno ciclo y me matriculé antes, en Literatura Peruana, curso que dictaba el poeta. Cuando asistí el primer día a su clase, lo primero que nos preguntó fue de dónde éramos. Todos indicamos nuestra procedencia; entonces cuando yo anuncié mi origen apurimeño, recuerdo claramente, me miró con un asombro de aspaviento pero también agradable a la vez. Advertí en su sonrisa una expresión viable y siempre dispuesta para hacer la amistad, porque enseguida me dijo:

¡Ah…carajo…que bueno, entonces eres un huaca chuta… tú eres huaca chuta y monta chúcaras… bienvenido waukichay, aquí purificaremos tu oficio de abigeo...!

Y todos terminamos en risas elevadas embriagados de fantasías, imaginaciones picarescas que nos provocaban sus palabras altisonantes. Porque como poeta era dueño de una fina y fuerte personalidad, campechano, y por supuesto convicto y confeso de una filiación política a favor del las grandes mayorías, junto a una fe inconmensurable hacia su pueblo.

La manera cómo exponía sus clases, en nada se parecía a la forma clásica que conocemos, es decir, previa a una ruta trazada de apuntes, lo que llamamos preparación de clases. Nada de eso traía el cholo Nieto. Sus clases consistían en su propia historia vivida en los sinsabores de la práctica literaria, sindical, política, al lado de reconocidos dirigentes sociales, poetas, narradores y artistas de todo orden. Nos narraba con especial acento de su voz, a veces con algo de ronquido, en otras sonoros y de vibrantes asonancias, junto a su particular apego a una raza, su lenguaje andino, mestizo, apasionado por la vida y la política. Era un conversador congénito y auténtico.

Yo disfrutaba de sus historias al escucharle de las veces que fue perseguido y deportado a Bolivia en 1932, cuando tenía sus 21 años, y publicó su primer libro “Poemas perversos”. Nos leía algunos de sus versos de aquel poemario con elevada sentida de animación triunfal. Detallaba con gran maestría haciéndonos saber de sus experiencias coexistidas con Pablo Neruda y Vicente Huidobro con quienes vivió en Chile algo de 8 años. Las incontables anécdotas de Neruda con Vallejo, de Palma con Gonzales Prada, de Mariano Melgar con la revolución Pumacahua; y con todas aquellas nos picaba nuestra atención. Más aún, cuando se refería a la personalidad y la importancia del estudio de las obras de Manuel Gonzales Prada, José Carlos Mariátegui, Vallejo, José María Arguedas etc. nos demandaba que todo estudiante deberíamos asumir la lectura de Los Siete Ensayos, Páginas Libres o Horas de Lucha, Los Ríos profundos, Poemas Humanos etc.

Una mañana antes de entrar al aula, le preguntamos acerca de su nacimiento. Con su ironía característica, nos respondió: —“…Yo soy 10, 10, 10. En todo soy 10, 10, 10, nací 10 de octubre de 1910. También son 10 las mujeres que más he amado y amo hasta ahora. Cuando estuve preso en Bolivia me correspondió la celda No 64. Pues 6 + 4 es 10…”Algo así nos refería.

Y así, seguía enumerándonos algunas de sus ocurrencias con respecto a 10, 10, 10. Luego nos explicaba los detalles, y hallábamos que aquellas mujeres eran algunas personalidades femeninas de la historia peruana que él tanto admiraba, y no se cansaba mencionarlas a cada momento. Otras, de su entorno familiar y de la poesía popular, como: Tomasa Tito Condemayta, Micaela Bastidas, su abuela, su madre, su esposa, la cantante Mercedes Sosa, Alicia Maguiña, La Alondra de Condemayta y entre otras más.

Un poeta debe vivir y sentir la palabra, para crear a partir de sus emociones de hombre libre, que ama al mundo y escribe su realización verbal de manera intensa. Eso era Luis Nieto Miranda en aquellos años cuando le conocí por unos cuatro o cinco meses. La huelga de los maestros por más de tres meses no se hizo esperar el apoyo de algunas universidades nacionales. Recuerdo al poeta Nieto sumándose a la huelga de hambre junto a varios maestros del SUTEP, para eso se había tomado la iglesia Compañía de Jesús del Cusco.

En una ocasión, el poeta nos citó a unos cuantos estudiantes de su entorno a la chichería “La Chola” ubicada en la calle Pumakurko. Y ahí fuimos a tomar chicha de jora fuerte, frutillada preparada con un poco de aguardiente. Le encantaba ir a las picanterías, bailar emocionado en la fiesta grande de Inti Raimi, entonces daba rienda suelta a sus picarescos dichos, a su carácter de enamorador gozoso y jocoso. Se sentía complacido y orgulloso de la música cusqueña. En especial del conjunto musical “Condemayta de Acomayo”. Decía que era la más auténtica de su género porque su canto brotaba con la naturalidad de los maktazos y pasñachas jugueteando entre los ichus, sin rodeos ni arreglos de refinamientos extra musicales. Las canciones de Condemayta llegaron a emocionarme sobre manera hasta el alma mía. Estaría siempre escuchando: “Destino”, “Challhuaschallay”, “Serenata” y entre otras. Cuando yo volvía a Lima, en el Callao puse una vez la música de este conjunto cusqueño, en una reunión familiar de mi difunta esposa. Todos me miraron sorprendidos como si hubiera cometido algún crimen. Creo que hasta desprecio y burla se tenía. Entonces entendí que el Perú estaba bien jodido, alienado, enfermo, y la ignorancia capeaba por todas partes. Felizmente hoy, un poco ha cambiado. Cuanta razón tenía el Cholo Nieto y la necesidad de prepararnos para hacer frente a todas estas epidemias.

Quisiera finalizar con algunas propias palabras del gran maestro y poeta Luis Nieto Mirando, con quién acaso creció mucho más mi apego a la poesía. Las palabras del poeta las encontré en un texto de antología: a Mario Florián, Luis de Rodrigo y Luis Nieto, publicado por la Prensa del Ministerio de Educación en 1945. El autor de “Charango” nos dice:

”Como ninguna otra, la mía, ha sido y seguirá siendo una generación dispersa. La menos literaria de todas las generaciones canchinas. Apenas si una que otra quimera y cierto tono galante que florecía con estruendo en aquellas noches en que las guitarras y el charango y las lindas mujeres de mi tierra encendían la sangre y las miradas. A muy pocos, dos o tres apenas, nos picó el afán de la aventura y la bohemia. Nosotros ya no leíamos a Vargas Vila ni nos encerrábamos para saber de las tonterías de Lorrain, de Guido de Verona o de Pitigrilli. Pensábamos ya en el mensaje ardido y limpio de José Carlos Mariátegui, en su gallarda actitud de combatiente y en esa su ejemplar conducta de escritor y de hombre, con una filiación y una fe. Por tanto, nuestra pasión debía ser distinta. Teníamos otra afán…un mandato de la vida y de esa época, un apenas entrevisto deber para con el pueblo sufrido del que salimos, nos hizo enarbolar una bandera y acariciar una esperanza…”

Qué duda cabe, el poeta Luis Nieto Miranda que yo conocí, fue un hombre alegre, auténtico, polémico e instigador de estudio y práctica en los corazones de la juventud. Que estas líneas sirvan para elevar su presencia en la historia de la poesía peruana y Latinoamérica. Es el mayor deseo de este su seguidor de la palabra, que tuvo la dicha de compartir y escuchar sus clases en la Universidad San Antonio Abad del Cusco. Por ahora eso es todo.

Apurunku

Callao, 15 de noviembre del 2010

*Apurunku. (Alejandro Medina Bustinza) Aymaraes-Apurímac. Poeta, narrador y docente. Estudios superiores en el Cusco y Huacho. Postgrado en la Cantuta “Didáctica de la comunicación” Miembro y Vicepresidente del Gremio de Escritores del Perú. Labora en el Callao como docente.

Libros publicados: “El despertar de los míos” poesía 1988; “Apu Runco”, poesía y narrativa 1991; “Conversaciones desde Tiaparo” epístolas y cuentos 1994; coautor de “Despojados“ y “6 poetas peruanos” 2001 poesía AEDOSMIL. “Ojos tocuyo” poesía 2004; “Brevísima antología personal” poesía 2006; “Se prohíbe estar triste” (algunas técnicas pedagógicas para crear y escribir poesía) 2008; “Camino a Mucayu” y otros cuentos 2008; y “El vuelo de la palabra” entrevista y algunas aclaraciones acerca de la lectura 2009.

Correo: apurunco@hotmail.com celular: 998779560


DIANA PARA LOS VALIENTES

- Fragmento-
(Del libro: Romancero del pueblo en armas, 1957)

II
-Dime, si no tienes armas
¿con qué pelearás, hermano?
-Aquí está como bomba
mi corazón en la mano!

-Está en peligro tu vida,
la olfatean los balazos.
-De qué me sirve la vida
si el pueblo está encadenado.

-Tu madre te llama a gritos,
está tu madre llorando.
-Di a mi madre que quisiera
hacer balas con su llanto.

Los verdugos están ciegos

te van a matar muchacho

la vida vale muy poco

si hay que vivir como esclavo.

Luis Nieto Miranda


Charanguito

(fragmento)

Enamorado y cholero

ponte tu chullo de trinos

y que comience el jaleo.

Suelta un puñado de risas

charanguito y cabulero,

y haz que retoce y que cante

tu corazón pendenciero.

Poncho de lindos colores

como las luces del alba;

cómo te gustan las cholas,

charango de pinta brava.

Luis Nieto Miranda (Charango 1943)