oráculo

18.5.10

EN EL OJO DEL HURACÁN, GUSTAVO ARMIJOS EN LA CUEVA DEL ZORRO LIMA PERÚ



Esta vez el amigo poeta Gustavo Armijos director de la revista La Tortuga Ecuestre nos entrega la edición número 305 de la revista con 6 poemas de su autoría, además de una bien realizada biografía personal realizada por Carlos Valencia .
(W.G)

I


A LA LIBERO VANESSA PALACIOS


Cuando veo las caras de la multitud
apiñada en las graderías del coliseo
y voces multicolores coreando el nombre de Perú
se desmoronan los cánticos a favor de la
más grande defensora.

En invierno o verano contra el rival que fuera
ella no se lanza demasiado pronto
para salvar un balón que está casi en el piso.

Su pecho arde de pasión para
defender la bicolor ante hadas
de otros equipos de mayor estatura.

La gente advierte a un equipo contrario
desesperado pero demoledor
allá lejos una niña aprendió el voley
cuyo único juego repetidas veces
dieron gloria a la patria
balanceándose de júbilo
nuestra líbero Vanessa Palacios.


II ODA
EL ROSTRO DE LA LIBERO VANESSA PALACIOS


El viento cálido choca contra la net
es una ventisca blanca
que arrecia contra un equipo
cuyo número 5 le dice al mundo
ARRIBA PERÚ poblado de medallas.

Su dulce y amada tierra la cobija
y las estrellas se cubren de gloria perdurable
estando cerca del paraíso
y el paraíso es el escenario donde juega
como una visionaria de la defensa
que perdura y perdura
para lograr sus sueños
ardiendo insomnes
en un círculo de fuego
para ganarle todos los sets a la vida.

Aquí en este páramo, en esta soledad
ante estos espontáneos gritos de la multitud
abre sus alas entre abigarrantes nubes
Vanessa del Perú


ULTIMO TRAMO EN CERRO DE PASCO

Me gustaría huir de mi hogar
por el tiempo que alcanza un periplo vital
trepar un cerco de abedules
sobre negras ramas cubriendo la nieve.

Marchar al cielo de Cerro de Pasco
arriba hasta el borde de rayos y truenos
por donde lagrimean deliberadamente
algunas gotas gruesas de agua turbia
y cuando retorne a mi casa
encontrar mayores afectos que arrebaten
el borde de los pies cubiertos
de gruesas medias para el gélido frío.

Son antiguos pobladores de las tierras cerreñas
donde no interesa si nieva o graniza
para no mirar el sol que cae
sobre calaminas calcinadas por la sal.

Quien ha estado en esta vetusta ciudad
pocos humanos pueden decir al mundo
estuve en el techo de la civilización
¿Y por qué? Alguien respondió
quién de los poetas no le cantó al mar
pero muy pocos a la incomparable sierra.


BENDEJA ARDIENTE DEL ROMANCE

Quien es ella sino la que pasea su hermosura
por los pasillos de la casa en bata de dormir
hora tarde para tomar un café con crema
ante la vieja catástrofe de antiguos amores.

¿Para qué se entrega una dádiva a un menesteroso?
¿Quién mira sigiloso el paso de la gente
consolada por el sol, ocre y brillante
y que resuelle un bálsamo para divinidad?

Tal conforme se desprende borrascoso el pasado
para los goces de una rama que mece el río.

Es inhumano el nacimiento de mujer bella
y hombre de opulencia venido a menos
sin gloria perdurable y borrascosa vida.

No existe quimera alguna para marchar al paraíso
ni flores en la tumba
ni subterráneo liberado de gases
ni islas de la vida
y sí melodiosos dulces
sobre celestiales colinas
que perduran para siempre.

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