oráculo

3.1.08

colmillo

Hay muchos pensadores que sostienen la ineptitud de la Metafísica para probar nada. Sea como sea, parece que problemas como el de la existencia de Dios sólo tienen cabida en la Filosofía; si ésta no sirve, tanto peor para los que no les basta con la fe y sienten la necesidad de probar la existencia o inexistencia de Dios; pero que no se busquen argumentos en la ciencia.
La ciencia es totalmente ajena a esta cuestión y la prueba está en que de ella se ha pretendido sacar argumentos en favor y en contra de la existencia de Dios: Kepler y Newton se extasiaban ante el orden universal que, según ellos, implicaba la existencia de Alguien que lo hubiese establecido; Maupertuis suponía que el principio de mínima acción de la dinámica era la mejor prueba de una Sabiduría Divina; Jeans piensa que este universo ha sido construido por un Dios Matemático, con conocimiento del cálculo tensorial y la teoría de los grupos. Por el otro lado, hay espíritus dispuestos a creer que el desarrollo de la ciencia prueba la inexistencia de Dios; no veo, sin embargo, cómo el descubrimiento de leyes en el terreno de la biología y de la psicología puede resultar reconfortante para los que piensan así; si no he entendido mal, las experiencias de Pavlov demuestran que buena parte del mundo psíquico revela ya una obediencia a leyes estrictas; pero ¿no es la existencia de leyes ineluctables lo que lleva a otros a creer en la existencia de Dios?
En realidad, un censo de opiniones mostraría que buena parte de los sabios creen en un Principio Ordenador. Por mi parte, me parece que la ciencia estricta nada puede probar en este problema. En la medida en que sus hombres pronuncian estas ansiosas afirmaciones no pertenecen a la ciencia: pertenecen a la Teología o a la Metafísica, que tanto odian.

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